Viaje frontera Texas-México de un periodista y una académica

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Row boat to cross the Rio Grande River between Big Bend National Park and Boquillas del Carmen, Chihuahua. (Sergio Chapa/Borderzine.com)

Row boat to cross the Rio Grande River between Big Bend National Park and Boquillas del Carmen, Chihuahua. (Sergio Chapa/Borderzine.com)

Conocí a Sergio Chapa en la frontera haciendo cada uno nuestro trabajo; él es periodista y yo soy profesora en la Universidad de Texas en Brownsville (UTB).

Coincidimos varias veces y siempre hablábamos de la frontera, de la vida aquí, de su gente, de la violencia, del narco, del petróleo, de la música, de las carreteras.

Row boat to cross the Rio Grande River between Big Bend National Park and Boquillas del Carmen, Chihuahua. (Sergio Chapa/Borderzine.com)

Row boat to cross the Rio Grande River between Big Bend National Park and Boquillas del Carmen, Chihuahua. (Sergio Chapa/Borderzine.com)

Sergio nació en San Benito, Texas y yo nací en Texcoco, Estado de México y ahora vivimos los dos en la frontera y hacemos trabajo sobre esta región, su gente y sus problemas. Yo enseño, investigo y escribo sobre temas fronterizos, en particular, sobre la violencia, la (in)seguridad y la migración; actualmente me enfoco en temas de hidrocarburos e infraestructura comercial en las zonas fronterizas.

Sergio reporta en la frontera; escribe un poco de todo; es el tuitero y usuario de redes sociales más conocido en el Valle de Texas. Yo me enteré de mucho de lo que pasaba en México en sus días más violentos a través de los reportes de Sergio en las noticias y sobretodo en Twitter.

Un día finalmente conocí a ese periodista fronterizo que tanto me ayudó a escribir mis artículos y a comprender la situación en tiempos difíciles en mi país y en la frontera específicamente. Y entonces nos volvimos amigos fronterizos.

Fuimos un día a Matamoros a comer en las “Carnes Asadas” y lo entrevisté para un libro que estoy escribiendo sobre violencia fronteriza, en particular sobre la estructura y operaciones de la hiper-violenta organización de los Zetas que nacieron en Tamaulipas, al Sur de Texas y muy cerca de donde yo vivo y doy clases de gobierno, política y fronteras.

El libro es en inglés y se titula: Los Zetas Inc: An Emerging Transnational Corporation, Hydrocarbons, and Mexico’s Civil War.

Siempre me gusta hablar con los periodistas pues ellos son los que más saben de los temas sobre los que yo escribo y me interesan. Escribo sobre la violencia fronteriza y mi primer proyecto de investigación como profesora en UTB se centró en la frontera Texas-Tamaulipas, una región violenta y compleja, una región que estuvo olvidada por mucho tiempo por académicos, investigadores y periodistas.

Se escribía muy poco sobre ella, definitivamente mucho menos de lo que se escribe sobre la frontera oeste (San Diego-Tijuana) o de la frontera centro (El Paso-Ciudad Juárez). Yo le llamé a esta región: la “frontera olvidada”.

Pero un día la frontera Texas-Tamaulipas dejó de ser olvidada. La violencia en la región (en la parte mexicana) llegó a niveles que nunca hubiéramos imaginado: Pronto comenzamos a ver decapitaciones, asesinatos masivos, narco-fosas, narco-bloqueos, coches-bomba, granadazos, asesinatos de políticos (hasta de un candidato a gobernador), desapariciones forzadas, gente desplazada por la violencia, secuestros, miles de muertos.

Todo esto pasó de repente, nos tomó por sorpresa a los mexicanos y más a los fronterizos que viven en la frontera noreste de México. Les tocó vivirlo muy de cerca y muy fuerte.

Mientras tanto, del lado estadounidense se reforzaba la seguridad fronteriza, se construía un muro, se incrementaban los elementos de la patrulla fronteriza, se empezaron a usar aviones no tripulados (drones) para patrullar algunas regiones, y comenzaron las deportaciones masivas. Se cerraba la frontera. La gente que vivía del lado americano dejó de cruzar a México; se temía que la violencia traspasara la frontera hacia los Estados Unidos, cambió el discurso y se empezó a hablar de narco-terrorismo, narco-insurgencia y de lo que los americanos llaman spill-over violence. El nuevo enemigo venía de México y se le asociaba (sin una lógica verificable) con tres factores: terrorismo, narcotráfico y migración indocumentada.

Todos estos temas me interesan y también a Sergio. Hablamos mucho de ello en varias ocasiones. Comentábamos sobre varios sucesos que se dieron en los últimos años: arrestos de narcotraficantes en la frontera, construcción de infraestructura comercial, descubrimientos de gas natural y de petróleo, robo de combustibles, tráfico de armas, la guerra contra las drogas en México y los Estados Unidos, entre otros temas.

Teníamos mucho en común y nos interesaba lo mismo. Él veía las cosas como periodista y yo las analizaba como académica. Cuando platicábamos nos retroalimentábamos y enriquecíamos nuestras visiones de los asuntos fronterizos.

Un buen día (en marzo de 2013, si no mal recuerdo) platicábamos de lo interesante que sería hacer un viaje por toda la frontera tejana con México y conocer sus 35 cruces fronterizos (29 puentes internacionales, cuatro cruces de ferrocarril y un ferry o “chalán” que cruza de Los Ébanos, Texas a Díaz Ordaz, Tamaulipas).

La idea nos emocionó a ambos, y ese día empezamos a planear nuestro viaje. No lo discutimos mucho, sabíamos que iríamos, pusimos fecha y nos fuimos. Serían nueve días de viaje por la frontera Texas-México. Esos nueve días serían parte de uno de los viajes más interesantes de mi vida.

Tenía que conocer esa frontera. Había escrito y leído tanto de ella. No se puede escribir sobre un lugar sin conocerlo. Y gracias a Sergio, pude hacerlo. Sergio es un fotógrafo extraordinario, conoce la frontera, la disfruta, y le interesa. A mí también, me gusta su gente, sus contrastes, sus paisajes, la música, la comida, la cultura fronteriza en general.

Empezamos nuestro viaje el 28 de mayo de 2013 y lo terminaríamos nueve días después, recorreríamos todo el camino desde Brownsville-Matamoros hasta El Paso-Ciudad Juárez.

El estado de Texas cubre el 64 por ciento de la frontera con México y colinda con los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua. La región fronteriza México-Texas es muy dinámica económicamente y presenta importantes niveles de desigualdad y violencia, sobretodo en la parte mexicana.

El comercio transfronterizo, la industria maquiladora, la migración, la extracción y venta de energéticos, el tráfico de drogas, armas y personas, así como otras modalidades de crimen organizado transnacional son actividades económicas clave en esta región, las cuales determinan las relaciones sociales al interior de cada comunidad, así como las relaciones entre dos naciones extremadamente desiguales.

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