CIUDAD JUÁREZ, México – La vida de la pequeña de 11 años cambió por completo cuando la Orquesta Esperanza Azteca llegó a Cuidad Juárez.
Jaqueline, cuyas calificaciones en la escuela no eran las más altas, sentía que le faltaba llenar un vacío dentro de si misma.
“Antes de incorporarme a la orquesta me faltaba algo que me hiciera sentir más viva, más plena”, dice Jaqueline.
La Orquesta Esperanza Azteca de Cuidad Juárez, un proyecto iniciado por el gobierno municipal y operado por Fundación Azteca, del Grupo Salinas en la Ciudad de México, es un proyecto social cuyo propósito principal es contribuir a la formación de mejores seres humanos a través de la música.
“La orquesta consiste aproximadamente de 230 niños y adolescentes de seis a 17 años de edad que provienen de diversos niveles socioeconómicos de la ciudad”, dice Jove Garcia, coordinador del proyecto. “Más allá de formar músicos, esta orquesta le brinda a niños y adolescentes la oportunidad de desarrollar los más altos niveles de valores humanos: dedicación, esfuerzo, disciplina, trabajo en equipo y apreciación cultural por medio de la enseñanza y práctica de la música sinfónica y coral.”
Iniciada hace dos años en medio de una oleada de violencia que se desató en la ciudad como producto de la guerra contra el narcotráfico, la orquesta se ha convertido en una puerta de ilusión que busca crear un giro positivo en las vidas de los niños y adolescentes juarenses.
“Estamos laborando con los niños tres horas diarias, cinco días a la semana”, dice Jesús Fierro, maestro de viola de la orquesta. “Esto los mantiene totalmente ocupados y entregados a una forma de vida productiva y enfocada en lo positivo. De cierta manera, esto los aleja un poco de todo aspecto negativo y/o violento que se ha manifestado en la ciudad durante los últimos años; incluso, de verse involucrados en estos mismos al andar vagando por las calles.”
La realidad es que las altas expectativas de los maestros para estos niños y adolescentes a través de arduos ensayos y conciertos, hacen de la orquesta un proyecto familiar que igualmente transforma para bien las vidas de los padres y familiares cercanos de estos niños.
Más allá del conocimiento que la orquesta les ha brindado, para estos niños y jóvenes, la música se ha convertido en su vida misma, un reflejo diario de aquello que define sus propósitos y aspiraciones.
“Llevo tocando alrededor de un año con diez meses y me encanta estar en la orquesta”, dice Gerardo Gonzales, 14, quien toca el violonchelo. “Estoy convencido que todos nacimos con un propósito y el propósito es ser felices. Yo creo que yo ya encontré el propósito que buscaba en la música, que es lo que más me gusta, lo que me llena, lo que me motiva a despertarme día a día.”
La orquesta no solo les cambia las vidas a los muchachos sino a la familia entera. dice Fierro. “Los papás los tienen que llevar y recoger de los ensayos, estar presentes en los conciertos e involucrase en el proyecto – a veces ajustando sus horarios con tal de que sus hijos puedan continuar”, dijo Fierro.
Es por medio de estas altas expectativas y arduo esfuerzo que los niños y adolescentes que forman parte de la orquesta han logrado grandes éxitos con su música, ofreciendo un promedio de 10 a 12 conciertos locales, estatales, e internacionales por año.
“Acabamos de ofrecer un concierto en Disnelyand, en California, dónde los niños no solo tuvieron la oportunidad de tocar dentro del parque, sino también de grabar en los estudios de Disney y empalmar su música con varias escenas de películas incluyendo El Rey León y Piratas del Caribe, entre otras”, dijo Garcia.
Con la enseñanza y profesionalismo de maestros especializados, los niños y jóvenes de la orquesta han logrado en tan solo 2 años alcanzar el nivel que generalmente se realiza en un promedio de 5 años.
“Lo que ha funcionado muy bien es que a los niños y adolescentes no los trato como niños y jóvenes, los trato como músicos”, dice Guillermo Quezada Novela, director de la orquesta.
“Espero que trabajen en sus casas y que le dediquen tiempo a sus instrumentos en adición al (tiempo) que ya le dedican durante los ensayos.”
Esto, en conjunto con un programa semanal bien estructurado, ayuda al continuo desarrollo de los jóvenes músicos.
“Los martes y los jueves tenemos ensayos seccionales con profesores que se encargan de trabajar con los niños por instrumento: uno con el primer violín, otro con el segundo violín, uno con el chelo, otro con la flauta, y de esta manera trabajamos con todas las respectivas áreas”, dice Quezada. “Los lunes, los miércoles y los viernes ensamblamos y los niños tocan en conjunto.”
Debido a los grandes logros que ha alcanzado esta orquesta a través de su desempeño, se espera que en los próximos años se expanda y más niños de Cuidad Juárez puedan tener la oportunidad de formar parte de ella.
“Queremos que todos los niños y jóvenes de nuestra cuidad puedan disfrutar de esta enorme oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal”, dice Garcia. “Esperamos que en los siguientes dos años podamos duplicar el numero de niños y adolescentes que forman parte de la Orquesta Esperanza Azteca de Cuidad Juárez, y creo que al paso que vamos esto sí va a ser posible.”