Mujer con alas II – El vuelo

EL PASO, Texas — A las mujeres con alas no se les puede detener. Tienen una misión. A veces ni ellas mismas lo saben.

Pero evidentemente, el cometido de Martha Arenas ha sido servir, consolar, esparcir su corazón en el corazón de la multitud. Por algún motivo que todos sabemos, y que no sabemos, Arenas inicio su carrera artística con un vuelo.

Águila, último cuadro pintado por Martha Arenas. (Jago Molinet/Borderzine.com)

Prueba de ello es su primer cuadro: Una gaviota sobre las aguas. Símbolo de esperanza y paz. El último: un águila. Alegoría de fortaleza y luz. Mítico empeño por traspasar las nubes y llegar un poco más allá de las estrellas. Así la vimos todos en su segunda expo-venta “Gesto de amor”, dedicada a recolectar fondos para los niños protegidos en el orfanato “Los Ojos de Dios”, de Ciudad Juárez.

Pero la artista que pintaba sus obras con la boca, dijo adiós cuatro días antes de la expo-venta. El cáncer se le adelantó durante la madrugada del martes, cinco de octubre. Falleció en su casa, rodeada de amigos, familiares y, también, de sueños. Esos que cobraron vida este sábado nueve de octubre.

La Galería del Sol, era un hervidero humano. Sus familiares la colmaron de atenciones al igual que sus amigos. Sus admiradores se vieron inquietos al querer adquirir sus litografías. La cena, la rondalla, el ir y venir de todos compartiendo anécdotas, sonrisas, apretones de manos… participando amor. Ese sentimiento que a veces tememos expresar pero que a clara luz nos delata. Cada detalle quedó como lo quiso Arenas.

Aunque las lágrimas estuvieron presentes en el rostro de sus más allegados, el temple de la virtud de Martha les hizo vibrar de satisfacciones.

“La primera vez que vinimos a su exposición no nos imaginamos nunca la sorpresa que ella nos iba a dar. Nadie de la familia se lo imaginó. Vinimos porque nos invitaron”, dijo, emocionada, María Dolores Arenas. Y agregó: “Cuando vimos sus cuadros, no lo podíamos creer y el orgullo fue inmenso. Yo le dije estoy orgullosísima de tener una hermana como tú; y eso mismo le repito hoy porque se que esta aquí, con todos nosotros”.

Para los amigos la expo-venta-homenaje fue un momento de evocaciones. No sólo elogiaron su indiscutible talento, sino también su entereza, su actitud ante la vida. Paulina Rodríguez comentó que se conocieron hace seis años atrás en el coro parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe.

“Martha me inspiraba mucho. Nunca la vi enojada. Todo el tiempo andaba sonriendo. Eso me daba fuerzas porque a pesar de su condición física y sus enfermedades nunca se mostraba triste o enojada”, aseguró.

Rodríguez ahogó sus palabras luego de decir: “Ella pensaba mucho en los demás y vivía para ellos”.

Dentro de los asistentes a “Gesto de Amor”, no podía faltar la persona que hizo posible el sueño de Martha Arenas. Otra mujer que ha dedicado su vida al servicio comunitario y espiritual: Rosario Armendáriz. “Cuando yo la conocí llevaba 29 años en su silla de ruedas. Fue el 15 agosto de 2005”, recordó para luego relatar: “Le pregunte ¿Qué quieres hacer con tu vida?, después se me hizo raro que yo le preguntara eso, pero su alma respondió rápido: ¡Quiero pintar!”

Arenas trabajando en un paisaje. (Jago Molinet/Borderzine.com)

La religiosa quedó sorprendida con el ímpetu de Arenas. “De ahí comencé a mover a todas mis amistades buscando una maestra de arte. Yo trabajo en una organización no lucrativa de crecimiento espiritual y le conté a mi gente su historia”.  Según Armendáriz, dentro de sus hijos espirituales salieron personas dispuestas a pagarle a Arenas sus clases. “Luego ya encontré a la maestra y de ahí siguió Martha”. Y concluyó: “Reconozco que es una mujer que ha florecido. Nos ha dejado una enseñanza en la vida…  aquí se siente su presencia”.

Un momento indescriptible de la jornada fue el aplauso que dieron a la artista las más de 200 personas presentes en el jubileo. Por varios minutos ovacionaron el talento y la gallardía de Arenas.“Hemos venido a hacer un homenaje a Martita por todo lo que hizo a pesar de sus enfermedades, por la entrega generosa que tuvo hacia la sociedad, hacia los más necesitados”, confesó, fray Javier Gordillo, estudiante de Teología del San Anthony Seminary. Y sostuvo: “Le estamos muy agradecidos porque ella siempre estuvo involucrada con los frailes. Ella donó la venta anterior de sus cuadros para ayudarnos a nosotros los estudiantes del seminario. Hoy la tuvimos presente por medio de la oración y de cánticos de júbilo”.

El dinero recolectado por la venta de las obras de Arenas fue donado al orfanato Los Ojos de Dios de Ciudad Juárez. (Jago Molinet/Borderzine.com)

Según la instructora Martha Rodríguez, como solo se subastaron de seis a siete cuadros de Arenas, “en la expo también participaron todas sus compañeras del taller, otros artistas locales y de Las Cruces” quienes donaron sus piezas para que “ella junte más dinero para los niños del orfanato Los Ojos de Dios.

“Digo ‘ella junte’ porque Martita está aquí, yo la siento”, advirtió entre lágrimas Rodríguez. Y concluyó: “Me siento bien bendecida, bien afortunada por papá Dios por haberme mandado a una persona como Martita a mi vida, porque aprendí mucho de ella, mucho…”

Trascendió que uno de los cuadros llegó a ser subastado por más de mil dólares. Otros alcanzaron precios cercanos a este y que también se agotaron las reproducciones litográficas.

El dinero se juntó en presencia de todos los asistentes a la exposición y fue entregado a los directivos del orfanato “Los ojos de Dios”. El monto total no fue revelado haciendo honor a la discreción y al carácter de la artista.

Días después, los restos cremados de Martha Arenas, fueron velados en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, de la ciudad de El Paso, a la cual asistió por muchos años. Entre cánticos y oraciones concluyó su homenaje, como ella misma pidió y como suele hacerse a una mujer con alas.