La talabartería nació en la carcel, florece en la libertad

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Hipólito López, “Polo”, spent 12 years in prison at Beaumont, Texas, where he learned various crafts. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

Hipólito López, “Polo”, spent 12 years in prison at Beaumont, Texas, where he learned various crafts. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

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DURANGO, México — Hipólito López nunca pensó que su experiencia en la cárcel lo ayudaría a aprender un oficio y en el futuro crear su propio negocio.

“Polo”, como la gente comúnmente lo conoce, estuvo 12 años en la prisión de Beaumont, Texas. Ahí pasó su tiempo aprendiendo a hacer varios trabajos artesanales como hacer brochas para pintar, hacer accesorios de chaquira y la talabartería.

Hipólito López aprendió el arte de la talabartería en una prisión en Texas. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

Hipólito López aprendió el arte de la talabartería en una prisión en Texas. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

“Yo, este arte lo aprendí ahí en la prisión en Estados Unidos. Estudié y trabajé 12 años haciendo eso ahí en la prisión”, expresó López.

En el año 1998, Polo fue detenido por tráfico de marihuana y condenado a una sentencia de 15 años en prisión. Debido a su buen comportamiento fue liberado tres años antes de cumplir su sentencia.

Hace más de cuatro años, López fue dejado en libertad y deportado a Durango, México, su tierra natal, donde se reencontró con su esposa y su hija, después de tanto tiempo. Para él, fue un poco complicado reintegrarse a la comunidad, pero su problema más grande fue encontrar empleo.

“Trate de buscar trabajo por mucho tiempo, pero como está la crisis aquí en México nadie me quiso contratar. Trabajé como agricultor, sembrando chile y repartiendo tortillas a domicilio, pero eso no me dejaba mucho dinero para mantener a mi familia”, comentó López.

Debido a la falta de oportunidades de trabajo en México, López decidió abrir su propio negocio de talabartería y utilizar lo que aprendió en la prisión para crear obras artesanales.

López obtuvo máquinas para su negocio a través de la Secretaría de Desarrollo Económico del estado de Durango. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

López obtuvo máquinas para su negocio a través de la Secretaría de Desarrollo Económico del estado de Durango. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

La talabartería o como también se le conoce como guarnicionería, es la elaboración de piezas creadas con piel o cuero de animales. “Con la talabartería se hace cintos, sillas de montar, chaparreras, carteras y bolsas”, explicó López.

López vive en una comunidad de Durango, donde montar a caballo es una forma de transporte primordial, por lo que sus piezas más solicitadas son cintos y chaparreras.

“Mis clientes a veces me piden cintos personalizados con sus nombres o con algún diseño especial” manifestó López. Las piezas que él crea son hechas a mano, con diseños creados por él mismo y cada una de las piezas que fabrica son únicas, auténticas y de gran calidad.

López comentó, “Yo lo único que hago a máquina es coser, pero los estampados y los acabados los hago a mano”.

A pesar del corto tiempo desde que abrió su talabartería, López ha tenido varios pedidos y cada día se está dando a conocer por su originalidad y peculiar arte. Sus creaciones son de calidad, ya que las pieles las consigue en el área donde vive.

Por medio de unas amistades, López se enteró de que él podía calificar para obtener ayuda del gobierno de su estado para poner su propio negocio.

Después de un largo proceso y de varias entrevistas, La Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de Durango le hizo una donación de maquinaria especializada para que empezara su microempresa. Las máquinas que recibió son para coser y cortar las pieles que él utiliza para crear diferentes artículos.

“De 60 personas, yo fui una de las ocho elegidas y con ese fin me las dieron [ las máquinas] para generar empleo para más personas de aquí del rancho y de Durango”, aclaró López

López espera poder expandir su negocio y producir empleos. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

López espera poder expandir su negocio y producir empleos. (Jessica Salcedo/Borderzine.com)

Además de las máquinas donadas por el gobierno, él ha comprado poco a poco sus propios instrumentos de trabajo especiales para ese oficio. “Lo único que se me hizo difícil es encontrar algunas herramientas de trabajo que no venden aquí” dijo López.

El tuvo la fortuna de conseguir la mayoría de sus herramientas por medio de un amigo, el cual también estuvo en la prisión de Estados Unidos y quien también practica la talabartería como oficio.

Actualmente, la talabartería está instalada en un local que le fue prestado por unos familiares y en un área no muy visitada.

López no limita sus sueños de hacer crecer su pequeño negocio, ya que tiene planes en un futuro de trasladar su negocio a una ciudad más grande y rentar un local más amplio.

Por el momento, él es el único dueño y trabajador del negocio, pero está dispuesto a compartir sus conocimientos sobre este oficio a quien esté interesado. Además le gustaría darle empleo a la gente de su comunidad y así generar más fuentes de ingreso.

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