50 LIBROS/ 50 BOOKS: Mujeres y sus historias
EL PASO – Hace un par de años comencé un proyecto. Se trata de un libro de ensayos sobre narradoras mexicanas nacidas después de los años 70. Mi proyecto hasta ahora ha completado solo dos fases: 1) he buscado y comprado obra en cuento y novela de escritoras de esta generación y 2) las he leído. Tengo escrito ya un ensayo que comprende a: Liliana Pedroza, Nadia Villafuerte e Itzel Guevara; uní a estas tres autoras porque encontré algo en común con ellas.
Me enfrento ahora a otro grupo de autoras que, cada una a su modo, explora el ser mujer. O, más bien, el ser mujer bajo términos mucho más complejos que los que dicta la sociedad. Este es el caso de Mariel Iribe Zenil. Se trata de su primer libro de cuentos pero es esta una autora leída aquí y allá gracias a su inclusión en antologías como Lados B de Nitro-Press y Cuadernos de periodismo Gonzo, de Almadía, entre otras. Mariel Iribe Zenil tiene un pasado periodístico, cubrió por algunos años la nota roja en Sinaloa, una labor que en principio le fue negada por, oh claro, ser mujer. Pero Iribe Zenil como periodista y como narradora se ha ido forjando un camino sólido. Ha sido becaria del Fondo Estatal y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en México y actualmente es profesora de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
La de Mariel Iribe es una narrativa aguda que se esconde bajo el escenario de lo doméstico. El último intento es, por momentos, un close-up al espacio más íntimo: al de la pareja. Pienso en lo que ocurre en “Una casa con Jardín” donde la casa y su desarrollo y su construcción y su remodelación se vuelve aquello bajo lo que sucumbe un matrimonio y, por supuesto, un jardín. El deseo de la esposa de tener más se vuelve la carga del esposo que cada vez tiene menos.
Uno de los logros de El último intento es el acercamiento al espacio pequeño, la intimidad de la habitación, el departamento, la casa en el ejido, el pueblo, la memoria. En medio de una narrativa que una y otra vez construye las grandes ciudades y los terrores de la urbe, se agradece que en estos cuentos la atención esté puesta a lo que nunca vemos o que por tanto ver obviamos. “Remedios caseros” es ejemplo de ello, ¿en dónde si no en las tradiciones del pueblo, en las oraciones del Padre de la vieja iglesia encontrarían Sara y Joaquín los remedios necesarios para poder concebir un bebé? Baños de agua mineral, tés de falsa raíz de unicornio, jugo de limón, linaza en polvo, extractos de calígula… Sara lo prueba todo para cumplir su deseo –o acaso su obligación– de traer un hijo al mundo.
Las relaciones de pareja, los juegos de pareja, la exploración de fantasías, los secretos, los recuerdos justo antes que se borren son solo algunos de los temas que Mariel Iribe Zenil explora con una tranquila y aparente dulzura. El lector habrá de descubrir que detrás de estas páginas, bajo cada línea se esconde esa violencia, esa oscuridad que toda familia niega tener y que silencia a fuerza de rutina.