16. Cuatro razones para leer a Amélie Nothomb

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Amélie Nothomb.

Amélie Nothomb.

50 LIBROS/ 50 BOOKS: Mujeres y sus historias. 

 

  1. Amélie Nothomb.

    Amélie Nothomb.

    Porque no hay nada más curioso que leer a una autora belga con un cordón umbilical japonés que ha logrado construir una narrativa que rescata los sabores, sinsabores de la infancia, la adolescencia con una mirada escindida entre lo occidental y lo oriental. Es obsesiva y fresca, mordaz y descarada. Sus personajes lo son también. “Con los hombres, las cosas eran simples aunque de un modo distinto: amarlos o ser amada por ellos era una pura circunstancia del espíritu.” (Biografía del Hambre, 2004)

  2. Porque su obra se divide en dos, la compulsivamente autobiográfica que nos lleva por los pasillos de una extranjera que sobrevive choques culturales y amores por igual y revive una y otra vez la búsqueda de identidad; está también su obra de ficción-ficción que siempre nos lleva a rincones inimaginables con personajes imaginables. “Resulta muy difícil saber cuándo detenerse. De nuevo el problema de los límites: otra persona pasa por tu vida, hay que aceptar que pueda salir de ella con la misma facilidad con la que entró (…) Aceptas a los nuevos amigos sin olvidar a aquellos que han optado por el silencio. Nadie sustituye a nadie.” (Una forma de vida, 2010).
  3. Porque después de la dulzura de leer a autores como Banana Yoshimoto, Haruki Murakami o el mismísimo Yasunari Kawabata que dan una visión tranquila, siempre es bueno enfrentarse a la acidez enmascarada de una autora belga que usa el código del samurai como si se tratara del café nuestro de cada día y que jura que lloraba y pataleaba hasta que alguien le puso un chocolate en la boca.
  4. Porque un fragmento como éste da más razones para leerla: “Fue necesario, para recurrir a la expresión exacta, ‘recuperar el tiempo perdido’ (yo no pensaba haberlo perdido): a los dos años y medio, un humano tiene la obligación de andar y hablar. Conforme a la tradición, empecé por andar. No era nada del otro mundo: ponerse de pie, dejarse caer hacia delante, sostenerse con un pie, y luego repetir el paso de baile con el otro pie.” (iMetafísica de los tubos, 2000).

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