50 LIBROS/ 50 BOOKS: Mujeres y sus historias.
“lo peor empieza cuando ya no puedes
llorar más, y entonces te das cuenta
de que la tristeza es más bien algo sucio,
como un grumo gris, espeso…”
Almudena Grandes
para Juan, mi adolescente.
- Siento como si hubiera faltado una clase la semana pasada, ¿por qué? porque no mandé mi columna y es que la llegada del semestre arrecia, así que avísoles que esta columna tratará de ser semanal y cuando no pueda será quincenal. Pero de que será, será.
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Estaciones de paso por Almudena Grandes.
Y hablando del inicio de semestre, mi hijo de catorce años inició la preparatoria –y todo lo que ello conlleva. Quiero decir: mi hijo entró oficialmente a la adolescencia.
- Me doy cuenta, entonces, que es difícil encontrar un adjetivo, uno adecuado, cuando de adolescencia se trata. De la mía yo solo recuerdo llorar, llorar por todo y llorar por nada.
- Esas, las emociones de la adolescencia. Ay.
- Si de adolescentes se trata hay que hablar de los escritos por Almudena Grandes en Estaciones de paso.
- Este libro se compone de cinco cuentos en los que la autora explora cómo chicos y chicas de entre 15 y 17 años hacen frente a esos los grandes dilemas: la vida, la muerte, el amor, la enfermedad y, el mayor de todos, la familia. Sin dejar de lado otros temas igualmente importantes: fútbol, toros, política, cocina, música, libros.
- En “Demostración de la existencia de Dios”, por ejemplo, escuchamos la voz de un chico que en la televisión mira un decisivo juego de su equipo, el Atlético de Madrid. Al mismo tiempo –o tal vez en el medio tiempo- habla con Dios y le pide que haga que su equipo gane porque se la debe considerando que se acaba de llevar a Ramón, su hermano mayor. Pero Dios, unayotravez, lo ignora, el chico atesta y dice: “Bueno, Dios, es que… Esto es cojonudo, vamos. Es que no se pueden hacer tratos contigo, tío”.
- Y entre el futbol y el diálogo con Dios nos damos cuenta de cómo la familia de este chico se ha venido abajo tras la muerte del hermano mayor y cómo, por ejemplo, la mamá ha desaparecido. Todo por “culpa” de Dios: “No sé donde está mi madre, mi madre la de antes, y eso también es culpa tuya, tío, o sea…”
- La vida tampoco pinta fácil para la narradora de “Receta de Verano”.
- Imagine usted a una chica que se ve obligada a encargarse de la comida de toda su familia porque mamá ahora tiene que trabajar más considerando que “papá ya no es papá” desde el accidente, y se ha vuelto un vegetal en la habitación.
- La chica, unayotravez, intenta hacer ese pastel con patatas y atún que a él tanto le gustaba pero fracasa y fracasa y fracasa. A la basura se van el pastel y el ánimo y la vida toda.
- Y mientras cocina: “Las calles, las clases, mi barrio, mi casa, seguían siendo los mismos, y sin embargo hablaban con voces distintas. Espera, me parecía escuchar a cada paso, tienes que esperar, no seas tonta, estate quieta, espera”.
- Almudena Grandes dice: “necesitaba tratar con personajes que no fuesen adultos, hacer un recorrido con ellos para descubrir sus emociones, su fragilidad y vulnerabilidad en un momento muy concreto de su existencia. Creo que éste es un libro triste, pero optimista, de afirmación de la vida”.
- Porque eso, a fin de cuentas es la adolescencia, algo que también pasará: un libro triste pero optimista.
- Una afirmación de la vida.
