Periodistas amenazados frecuentemente en Veracruz

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La prensa se manifiesta en contra de la violencia contra su profesión. Foto: Courtesia Felix Marquez, Cuartoscuro.com Photo credit: FOTO: FÉLIX MÁRQUEZ /CUARTOSCURO.COM

Desde la ocasión en la que paso dos días en la sierra con un grupo de autodefensas indígenas, hasta cuando entrevistó a un joven completamente drogado que ahorcó y destripó a su novia para luego dormir con ella, Sergio Aldazaba ha tenido que cubrir historias que no cualquier periodista ha tenido la oportunidad de vivir.

“Cada caso te va marcando y si sabes sacar lo mejor de cada situación, te ayuda a crecer como periodista y como ser humano”, dijo el periodista veracruzano en una reciente entrevista.

Aldazaba, de 28 años, se gana la vida escribiendo sobre la nota roja y política para periódicos y sitios en linea. Al estar cubriendo temas tan sensibles en el estado de Veracruz, el joven periodista dice que está en constante peligro de un atentado contra su vida.

“Se los riesgos que todo esto conlleva, pero alguien tiene que hacer el trabajo sucio y hasta cierto punto te puedo decir que se vuelve un tanto adictivo cubrir todo este tipo de historias”

A pesar de esto, nada lo preparó para cubrir la muerte de tres compañeros periodistas a causa de la corrupción del sistema de gobierno en Mexico. Uno de ellos fue Rubén Espinosa, un fotógrafo independiente de 32 años, que fue asesinado el año pasado en la Ciudad de Mexico.

Espinosa fue encontrado muerto junto a cuatro mujeres en la ciudad después de recibir diversas amenazas. El asesinato ocurrió en agosto del 2015, unas cuantas semanas después de que el joven fotógrafo publicara una foto del gobernador de Veracruz, Javier Duarte en la portada de la aclamada revista Proceso. La foto mostraba al gobernador desafiando de una forma furiosa a un grupo de periodistas. A partir de ese día, se reportó que Espinosa empezó a ser amenazado de muerte y acosado por personas afueras de su departamento en Veracruz. El es uno de los 120 casos de periodistas asesinados en México en los últimos 25 años.

“Profesionalmente hablando, la muerte de Rubén Espinosa ha sido la historia más difícil que he tenido que cubrir”, dijo Aldazaba. “Es el tipo de historia que uno nunca quiere cubrir, no solo porque era mi colega, sino porque uno se ve reflejado en él y entras en un estado de shock al saber que pudiste ser tú el que está en ese ataúd”.

Aunque la vida de un periodista en Veracruz frecuentemente es peligrosa, hay algunas asociaciones de periodistas encargadas de proteger a una persona en caso de una amenaza. Aldazaba mencionó a Artículo 19, organización independiente de derechos humanos que se encarga de promover y defender el derecho a la libre expresión, como la que más ha brindado apoyo a periodistas que son amenazados porque provee ayuda legal y psicológica, además de que los ayudan a encontrar un lugar seguro.

Uno de los trabajos más recientes de Artículo 19 incluye una investigación donde exponen a México como el país con más periodistas desaparecidos (23) de 2003 a 2015, y acusa a las autoridades de no indagar más en una investigación al respecto. Artículo 19 sigue investigando el asesinato de Rubén Espinosa.

Después del caso de Rubén, Aldazaba dijo que asociaciones de países como Canadá, Chile, Argentina y Francia le ofrecieron a personas cercanas a Espinosa mudarse de México.

“Luego de exigir justicia por su asesinato estuvimos muy expuestos a alguna represalia, aunque afortunadamente esto no ocurrió, sabemos que tenemos puertas abiertas en otros sitios para refugiarnos”.

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer ya que de acuerdo a Aldazaba y Artículo 19, la prensa mexicana es agredida cada 26.7 horas.

“La comisión estatal de protección a periodistas debe dejar de ser un jueguito de té, pues no es más que una extensión del gobierno con la que muchas veces intentan calmar las aguas”, dijo Aldazaba.

Según varios miembros de la prensa, el problema más grande en México es que las agresiones contra periodistas no sólo ocurren en Veracruz, sino alrededor de todo el país y ha llegado a afectar a la frontera con Estados Unidos.

A casi ocho años de su muerte, el nombre del periodista Armando Rodríguez Carreón “El Choco” sigue siendo un símbolo de la violencia contra reporteros en la frontera. El reportero policíaco de Ciudad Juárez fue asesinado en 2008 “por publicar muchas notas en contra de una agrupación delictiva”, informó el periódico digital Omnia.

“La muerte de El Choco nos afectó porque hizo que nos diéramos cuenta de que ni la empresa, ni el estado ni la policía te protegen cuando estás haciendo un reporte”, dijo la reportera Lorena Figueroa que trabajó con Armando Rodríguez. “En México no hay protección aunque se haya puesto una comisión federal para protección de periodistas, pero siguen habiendo muertes de reporteros y quedan impunes”.

De acuerdo con Figueroa y Aldazaba, un periodista se ve en la incómoda situación de ser odiado por el gobierno y su propio pueblo, cuando en realidad es un intermediario entre ambos. El periodismo debe de ser mediático y responsable, pero siempre con la ayuda de su propia audiencia y su sociedad, dijeron.

Aldazaba también mencionó que la gente “común y corriente” también ha protagonizado atentados contra reporteros.

La vida de un periodista jamás debe de ser puesta en riesgo por su trabajo, pero la realidad mexicana siempre será otra, dijo Aldazaba.

“Mi motivación es saber que a partir de las historias que escribo puedo generar un pequeño cambio en la conciencia social, que motive a la sociedad a no quedarse callada ante las injusticias, que el revelar algo a la luz pública genere la atención suficiente para que se resuelva”, dijo.

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