La poesía también es indocumentada

Mudarse a un país desconocido con un idioma extranjero constituye en sí un gran reto. Hacerlo huyendo de un pasado frustrante complica aún más la situación. Ser testigo de actos de violencia al cruzar a pie la frontera lo puede dejar a uno sin habla. Eso es justamente lo que la escritora y poetisa Ilka Oliva Corado continúa procesando en los últimos 12 años. Oliva Corado, una inmigrante que nació en Guatemala, hizo su travesía a los Estados Unidos para reunirse con su hermana que vivía en Chicago.