9. ¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte

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¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte.

¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte.

50 LIBROS/ 50 BOOKS: Mujeres y sus historias.

EL PASO, TX – ¿Te gusta el látex, cielo? se compone de diez cuentos en los cuales Nadia Villafuerte dibuja a un país que convulsiona lento. Sus personajes matan o dejan morir, se creen libres y al mismo tiempo no lo son, viven en una perpetua búsqueda y en una constante insatisfacción. Todos ellos viven: “para ocultar la inmensa soledad (…) desesperados por huir, sin huir”(9). Tienen miedo: “Miedo de hablar de veras. Miedo de sentir lo que sienten. Miedo de lo que postergan” (26).  Nadia construye una galería de personajes, un periodista, un fotógrafo de no-lugares, una hija que ayuda a su madre a morir, un transexual que compra a una niña…

¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte.

¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte.

A Nadia Villafuerte la guía un lenguaje crudo que amplía la complexión entre trama y personajes. De esa manera, la autora: nos permite ver lo que Ricardo Piglia llama “la superficie opaca de la vida, una verdad secreta”. Pienso en el cuento “La piscina”, una alumna y su profesor buscan escaparse unos días de la ciudad, se trata de una escapada “romántica”, un último recurso para alimentar una desdichada relación que en nada se parece al amor. El amor, ellos saben, “debe ser como la heroína, que el amor es el camino común de los desamparados…” (53). La pareja vacaciona en el Caribe y es ahí donde explotan el uno con el otro y caen ante “la crueldad de lo cotidiano”. Así, mientras la pareja “admira la arquitectura del derrumbe” en Cuba, el lector observa este otro derrumbe. El paradisíaco viaje termina en tragedia, pero Karen es incapaz de verlo así. Esto es algo en lo que hace hincapié Villafuerte: el entumecimiento de sus personajes ante la violencia de lo inesperado. Karen, baja a la alberca del hotel y se mete al agua deseando que “la mano muerta de Manu estuviese encima, oprimiendo con fuerza, queriéndola hundir suave, calladamente, hasta el fondo.” (65)

Villafuerte visita en sus cuentos temas que nos ponen frente a frente con la cruda realidad. En “Frontera de sal”, el protagonista es un fotógrafo que viaja por todo México para retratar la belleza de la desolación. Llega a Paredón, “Uno de los puntos por donde pasan los coyotes que han comprado lanchas de motor para cruzar ilegales, de Guatemala a territorio mexicano” (29). Paredón es justo lo que el fotógrafo busca porque el sur “es la frontera equivocada, el error, el horror histórico”(30). Paredón se vuelve una extensión de lo que ocurre al interior de sus habitantes e, incluso, al interior del resto de los habitantes de este cuentario. Es aquí donde el fotógrafo descubre que los cientos de imágenes en sus rollos son en el fondo, una imagen de sí mismo, de su vacío: decide tirar las fotos al mar. Villafuerte, a través de este acto, hace entonces un recuento de un tiempo y un país que se viene abajo:

Cae el viejo vagón oxidado en cuyas rendijas altas se amontonaron cuatro centroamericanos.

Caen dos hombres que ven por los agujeros de un murete metálico, el camino prolongado y el anuncio en mayúsculas AQUÍ TERMINA GUATEMALA Y COMIENZA MÉXICO.

Cae una bolsa de neumáticos por donde una familia entera atraviesa el río.

Caen dos buses con deportados.

Cae la mujer sentada en las escaleras de un hotel de mala muerte, en el borde guatemalteco. Cae ella con su mirada rendida desde ya, extraviada. (38-39).

Nadia Villafuerte (Chiapas, México, 1978), estudió periodismo y música, ha sido becaria tanto de la FLM como del FONCA; tomó talleres con autores como Luis Humberto Crosthwaite, Verónica Murguía y Bernardo Ruiz. Es también autora de los libros de cuento Barcos en Houston (2005), Presidente, por favor (2006) y de la novela Por el lado salvaje (2011). La narrativa de esta autora mexicana es un retrato de la vulnerabilidad del ser, sus personajes heredaron un convencionalismo que cargan en los hombros hasta que llegue el momento de decidir: ¿dejarlo todo atrás o sumirse para siempre en él?

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