¿Milagros? Le dieron tres meses de vida, pero vivió para contarlo

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“Hay que creer para ver” –San Agustín

EL PASO – Pancho: “Cuñada, viene Beto, mi hermano de Guadalajara, a dar testimonio de su sanación. A ver si vas a verlo en la iglesia San Marcos, Pebble Hills y Joe Battle (del otro lado, muy al otro lado de la ciudad)”.

Llegamos a las seis y media de una tarde calurosa, a una iglesia grande, nueva, como todas las construcciones en el este.  Ahí estaba el otro hermano de Pancho, Mario, recibiendo a las personas y dirigiéndolos hacia el salón de usos múltiples. Adentro del salón estaba Beto, igual que siempre, sonriendo, muy coloradito, normal para agosto en un hombre de campo, rellenito, bien pues.

Después de varias canciones de alabanza a manera de inicio, unas palabras de bienvenida y reflexión de un feligrés, empezó el testimonio de Beto, el hermano de Pancho, mi cuñado.

Beto. (Courtesy of Myriam Cruz)

Beto. (Courtesy of Myriam Cruz)

El propósito era compartir a los presentes que había sanado de cáncer, así que nos preparamos para escuchar una historia positiva, solo que no era cualquier cáncer: Beto tuvo melanoma, grado tres, con metástasis en el hígado y en los ganglios, y nos empieza a platicar como Dios lo advirtió de esta prueba y le dijo que iba a sobrevivir. Se enteró que estaba enfermo en una visita en que llevó a su hijo a la dermatóloga, la doctora le dijo que su hijo no tenía nada, pero él tenía que regresar al siguiente día para extirparle un lunar en el cuello que tenía muy mala cara, y también le dijo que seguramente tenía un ángel de la guarda muy grande.

Días más tarde, la noticia desgarradora: es melanoma, grado tres, incurable, –“ve a ver a un oncólogo de inmediato”, empiezan las señales: a punto de entrar a ver a un médico, llega el telefonazo: han conseguido la cita con otro (casi imposible de conseguir cita), y se van a verlo.  Después de practicar varios estudios, el diagnóstico: tres meses de vida, el tipo de cáncer que tiene es incurable, solo hay estudios en fase de investigación en un centro médico de Nueva York, sin embargo, hay otra posibilidad, un tratamiento que llaman inmunoterapia, el problema es que la mayoría de los pacientes mueren después de la primera sesión del tratamiento, así que es muy probable que de todos modos no viva para contarla.

Beto va a ver a un sacerdote con dones especiales (profecía) y este le dice: – “te vas a curar, te van a dar quimioterapia, pero ya no la vas a necesitar”. Nos cuenta que su primera reacción fue llorar junto con su esposa, luego contarle a sus hijos de 17 y 15 años lo que estaba pasando, se van al sembradío de agaves, regresan para encontrar que los ladrones han vaciado la casa.

El día siguiente lo recuerdan entre brumas, comienza a orar, a preguntarle a Dios qué sigue, le pide indicaciones sobre hacia donde seguir su camino. Llegan todos sus amigos, con distintos consejos: que se deje morir, que contrate un asesor para que ponga en orden sus cosas y se encargue del futuro financiero de su familia, que vaya con el brujo que curó a Joan Sebastian (cantante famoso), etc.

Beto sigue con sus oraciones, se encomienda a Dios y le pide dirección, abre la Biblia en el Salmo 118, 17, “No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh, me castigó, me castigó Yahveh, pero a la muerte no me entregó”.  A partir de ese momento piensa que ya recibió su respuesta, vivirá para contarlo, decide seguir lo que su fé y el sacerdote que consultó le indican: ir con el médico, hacer el tratamiento y dejar todo en manos del Ser Supremo, confiando en que se va a curar.

Llega al hospital para encontrar que solo habían comprado una inyección, convencidos de que no resistiría las siguientes, pero resistió: tres inyecciones diarias en intervalos de tres semanas.  A la segunda semana le pidió al médico que revisara el avance del medicamento, el médico le dio permiso, sin firmar nada, después de realizarse los exámenes este confesó que no se explicaba como lo había logrado, pero el milagro estaba ahí, el cáncer ya no estaba, las células cancerosas del hígado estaban destruidas y ya no había rastros en los ganglios. El médico decidió finalizar el tratamiento, a sabiendas del gran riesgo, pero a Beto no le pasó nada: solo se le descarapeló la piel así que ahora se ve más joven.

El médico no lo podía creer, se llevó todo su expediente a Nueva York a presentar el caso insólito ante médicos de otros países, a su regreso, se cumplió la profecía: “el cáncer ya no está, pero hemos decidido darte una ronda de quimioterapia para asegurar que no regrese”.

Beto ahora cumple con su parte: pide a sus amigos y familiares que junten grupos de conocidos para contarles su experiencia, compartir su fé en Dios y decirnos: “creemos en Dios, pero no le creemos”.

5 thoughts on “¿Milagros? Le dieron tres meses de vida, pero vivió para contarlo

  1. En efecto, los milagros no fueron exclusivos del tiempo de Jesús, los milagros siguen ocurriendo día a día. Muy buena historia, gracias por compartirla.

  2. Que buen testimonio, nos da fuerza a quienes necesitamos en estos momentos de onmipotencia del Señor!!

  3. Mi hijo tiene lucemia agida lo ha tenido por año seis meses y ahora esta en el hospital muy grave no le dan esperanzas ya lo desausiaron …pero yo se que san peregrino se esta manifestando en el y lo va curar la fe todo lo puede

  4. También mi mama esta desahuciado, Y en cuanto nos dieron el diagnostico 3 semanas de vida, pedí a Dios su mensaje a través de la biblia en donde me dice que no morirá y que tiene que llevar la buena nueva a todas las naciones, yo lo leí ya le di el mensaje a mi mama pero esta tan deprimida que no vi reacción positiva en ella, a quienes se los digo me dicen que ya solo queda resignarnos. Creo en la palabra de Dios, ahorita vamos en la segunda semana después del diagnostico, mi mama se ve mal, no tiene apetito y esta muy deprimida, se que en su momento Dios va a actuar y es lo que estoy en lo personal esperando con mucha Fe, me aferro a su palabra. ¡¡

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