El temor de ser contado

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Los inmigrantes discrepan acerca de dar sus datos

CHICAGO — José Adrián, un inmigrante indocumentado de Zacatecas, dijo que a pesar de no tener papeles, participó en el censo que cuenta la población de Estados Unidos cada 10 años.

José Adrián trabaja para una compañía de seguros médicos, y ha vivido en Estados Unidos por 17 años.

“Se usa (el censo) para asignar fondos, y creo que es un beneficio para mi vecindad, para mi ciudad, y donde vivo”, explicó el zacatecano.

El Censo del 2010 tendrá uno de los cuestionarios más cortos de la historia. Tiene 10 preguntas y sólo debe de tomar 10 minutos para contestar. (Courtesy of U.S. Census Bureau)

El Censo del 2010 tendrá uno de los cuestionarios más cortos de la historia. Tiene 10 preguntas y sólo debe de tomar 10 minutos para contestar. (Courtesy of U.S. Census Bureau)

Dijo que intenta criar a sus niños aquí en Chicago, por lo que quiere que su comunidad reciba la mayor cantidad de recursos posibles.

Según información federal sobre el censo, los datos que se obtienen sirven al gobierno para decidir dónde se repartirán unos 400 mil millones de dólares cada año en servicios sociales como hospitales y escuelas.

El censo también se utiliza para determinar cuántos representantes del Congreso serán elegidos para servir a un estado o distrito.
Pero con demasiada frecuencia, los latinos que viven en Estados Unidos no son contados, entonces pierden acceso a varios recursos públicos.

Durante el último censo, en el año 2000, en vecindarios de Chicago con una población predominantemente latina como Pilsen o La Villita, los índices de participación fueron entre 34% y 49%, respectivamente, mientras que el índice de participación del país en general fue un 72%, según fuentes del gobierno federal.

En aquella oportunidad, este mismo censo contó unos 35.3 millones de latinos o hispanohablantes que vivían en Estados Unidos.
El Centro Hispano Pew, un grupo independiente que hace investigaciones sobre asuntos relacionados a los latinos, estima que en 2008 habían unos 11.9 millones de personas adicionales que eran indocumentadas.

De acuerdo con el reporte “Retrato de Inmigrantes No Autorizados en Estados Unidos”, que el grupo publicó en 2009, un 59%  osea 7 millones de esas personas eran mexicanos indocumentados.

Según Sylvia Ortiz, directora en Chicago de VotoLatino, un grupo nacional que fomenta  la participación en el censo, se estima que un millón de inmigrantes indocumentados no fueron contados en el censo del 2000.

“Es muy importante que la gente se registre, si no se van a quedar sin muchos servicios”, dijo José Estrada, de 34 años y originalmente de Valparaíso, Zacatecas.

Estrada es el director de relaciones públicas del Centro Cultural Zacatecano de Chicago, una organización comunitaria y educativa para los zacatecanos que viven en el medio oeste de Estados Unidos.

“Es particularmente especial para nosotros los latinos porque tenemos muchos bebés, somos una población muy joven, y muchos jóvenes se van a quedar sin espacios para practicar deportes, entrenamiento, y escuelas”, continuó.

Estrada comentó que muchos no participaron en el censo del año 2000 porque tenían miedo de ser deportados, y cree que este miedo continuará durante el censo de este año.

“Las políticas de migración son más fuertes cada vez por la crisis (económica)”, dijo Estrada.

“Entonces la gente tiene más miedo que sigan habiendo redadas, sigan habiendo deportaciones… En tiempos de crisis económicas (los gobiernos) son más estrictos con la migración ilegal… en este momento, todo el mundo (está) espantado. Es mi opinión personal, pero creo que va a ver poquita (participación). Prefieren no arriesgarse”, añadió Estrada.

El miedo de ser contado existe aunque el gobierno federal y los grupos comunitarios han desarrollado campañas de publicidad para asegurar a la gente que el gobierno no tiene derecho al acceso de la información proporcionada en el censo para llevar a cabo las deportaciones.

De hecho, según la ley Título 13, Código de Estados Unidos, es ilegal compartir información del censo con cualquier otra agencia del gobierno.

Ortiz añadió que el violar las leyes de privacidad del censo puede ocasionar multas federales tan altas como 250 mil dólares.
Para personas como Elva, una inmigrante indocumentada de Guadalajara, Jalisco, quien trabaja en una tintorería en la vecindad de La Villita, estas promesas del gobierno sí tienen valor.

“Estados Unidos tiene palabra. Cuando dice que va a respetar algo, lo respeta”, comentó.

Explicó que no tenía miedo de compartir su información personal en el censo. “Creo en Estados Unidos”.

Elva dijo que participar en el censo podría ayudar a resolver problemas locales como la seguridad y la limpieza.

“En este momento, nuestras comunidades están sufriendo”, explicó Ortiz aludiendo a la necesidad de incrementar la participación.
Por eso, VotoLatino, fundado por la actriz americana Rosario Dawson, está trabajando para involucrar a los jóvenes en el censo y promover a través de Facebook o MySpace su participción.

Jeannine Magno, vocera de VotoLatino, dijo que si las comunidades no participan podrían perder fondos gubernamentales que igualan a unos 10 mil dólares por cada persona durante los próximos 10 años.

Ortiz explicó que este año el estado de Illinois está por perder un representante del Congreso nacional, y un censo preciso de la población podría evitar que esto pase.

Por su parte, José Adrián comentó que no tenía “ningún miedo (de participar en el censo)… estoy confiado de que la información que estoy dando en el formulario no va ha ser usada”.

Para Elva, el censo es manera de crecer como parte de Estados Unidos.

“Dios no puso fronteras. Las pusimos nosotros”, comentó Elva. “Este país ha crecido con la gente inmigrante, y nosotros también hemos llegado a este país a crecer con (los americanos)”.

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