Arte en la calle: Cambian los colores de Juárez

More


Un grupo de jóvenes juarenses se ha dado a la tarea de apoderarse de la ciudad y llenarla de un arte nuevo con el que esperan cambiar la imagen negativa que Juárez carga desde aquella época violenta vivida a partir del 2006.

Lo intentarán llenado de color las grandes paredes y muros de la ciudad y especialmente en las colonias abandonadas que sufrieron el éxodo de sus habitantes.

Estos grupos de artistas están conformados tanto por estudiantes de la carrera de Diseño Gráfico y Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ)  como por los llamados “prácticos”, que son aquellos que aprendieron la técnica directamente en la calle, plasmando su experiencia en las bardas de sus colonias, en parques e incluso en las universidades, especialmente en el Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte (IADA).

Entre los años más violentos de la ciudad (2006-2010), el muralismo fue un modo de expresión y de escape para estos jóvenes que desde entonces buscan darle al mundo una nueva percepción de esta frontera. Reunidos en grupos, mejor conocidos como colectivos, salen a las calles a trabajar, algunos con éxito y un reconocimiento cada vez mayor del público.

Se necesitó de dos eventos creados por artistas juarenses para que las miradas cambiaran y se enfocaran en su trabajo.

En 2013 y 2014 se realizaron dos festivales relacionados al Street art, con el objetivo de revivir colonias de la periferia que gozaban de mala fama o que se encontraban abandonadas. La aceptación del evento cambió de un año a otro y fue así como el incremento de público, e incluso de invitados internacionales, reflejó la aprobación hacia esta clase de arte plástica.

Muralismo vs Street art

Existe entre los mismos artistas una disputa entre si lo que hacen es muralismo o Street art. Y es que entre las definiciones sí existen algunas diferencias significantes, pero el trabajo suele representar lo mismo y tiene como fin el poder mostrar su talento en un lienzo o superficie más amplia y extensa.

Según el diccionario de Oxford, muralismo se refiere a “corriente artística mexicana del siglo XX caracterizada por la utilización de grandes superficies murales como expresión plástica de contenido ideológico”. Por su parte, Carlés Méndez Llopis, investigador de la UACJ, define al muralismo como “imágenes reproducidas en pared, que tienden a ser figurativas”.

Kukui, tercero de izquierda a derecha, junto con el resto del colectivo Jellyfish. Tomada de su Facebook

Kukui, tercero de izquierda a derecha, junto con el resto del colectivo Jellyfish. Tomada de su Facebook

“En realidad, Otto Campbell es el precursor del arte en la calle (en la ciudad). Yo recuerdo ver sus poemas escritos en las paredes y era algo muy novedoso, muy raro”, menciona Kukui, miembro de Jellyfish Colectivo.

En los 80, Otto Campbell Gutiérrez fue uno de los primeros muralistas en la ciudad plasmando varias de sus obras en las calles del, ahora centro de la ciudad y, especialmente, en la UACJ.

Por otra parte, el Street art ofrece un concepto diferente. Su definición, como la explica el maestro Méndez Llopis es “algo más amplio”.

Como su nombre lo dice, se usan las calles y se deben de utilizar éstas como materia prima para así crear, idear y representar conceptos, comportamientos sociales y/o cambiar rutinas. La forma en la que se pueden dar este tipo de manifestaciones artísticas es muy variante pues pueden utilizarse los stickers o las intervenciones sonoras o escultóricas; los performances y las alteraciones de inmuebles también entran en esta categoría arte.

Dentro de la ciudad existen diferentes colectivos y artistas independientes que tratan de cubrir los diferentes estilos del arte urbano.

 

Más arte, menos balas
“Algo que siento que contribuyó fue el auge de la violencia a que se promoviera mucho, y se difundiera sobre todo, la práctica artística en las calles”, afirma Olmo, otro artista local activo desde 2007.

Recuerda que durante la época de la narcoviolencia en la ciudad (2006-2010) se produjo una reducción en la asignación de los recursos municipales y federales en diferentes rubros, pero no así en los apoyos y programas encaminados a lo se denominó la restauración del tejido social.   Fue así que estos jóvenes artistas tuvieron acceso a esos recursos.

“Muchos recursos iban dirigidos a esta ciudad porque lo único que se oía de ella era ‘Oh, es la ciudad más violenta de México y entonces, eran destinados a acá y una forma que encontraron de solucionarlo fue por la parte cultural”, afirma Decko, miembro activo del Colectivo Calavera.

Durante esta temporada de crisis, la propuesta cultural local de alguna forma se vio beneficiada, aunque se percibía que el gobierno lo hacía más para tratar de esconder o maquillar la violencia que se vivía en las calles.

Surgieron así varios proyectos sociales/culturales que el gobierno o particulares llevaban a cabo.   Finalmente los recursos se aprovecharon y fue así como varias asociaciones empezaron a crear eventos artísticos de pintura, intervenciones comunitarias y talleres para jóvenes.

“Yo creo que fue un trampolín para varios colectivos y artistas en Juárez; a partir de toda esa lluvia de atenciones que años atrás no se veían, se vinieron arriba varios personajes”, menciona Olmo sobre aquella época.

“Aunque ha habido un declive del apoyo particular (federal y/ asociaciones civiles), se nos han ido abriendo otras puertas”, sostiene.

 

Arte por los niños

Entre las figuras más nombradas dentro del ámbito artístico callejero resuena el nombre de Rexito Maraña.  Además de ser uno de los precursores del arte en la calle con más de 12 años de carrera, hoy este artista ha cambiado las calles por las paredes de una asociación en la que trabaja con jóvenes llamada CASA Promoción Juvenil, la cual se encuentra enfocada en promover e impulsar las nuevas culturas entre los jóvenes de las colonias marginadas de la ciudad.

Rexito Maraña funge como diseñador, coordinador de arte y cultura y mentor. “Mi propósito con los jóvenes es que por medio del arte, puedan canalizar situaciones adversas o internas”, explica.

Dentro de las actividades que ha realizado, destaca el mural que se encontraba bajo el puente al revés, el cual contó con la colaboración de más de 130 jóvenes de preparatorias de la zona periférica de la ciudad. En dicho mural, los participantes tuvieron la oportunidad de expresar su opinión sobre las políticas de la ciudad, donde además propusieron posibles soluciones a la situación prevaleciente tras la época de violencia.

Los jóvenes plasmaron en este muro frases como “La salud es gratis, lo que cuesta es conservarla”, “Gobierno, dame lo básico y lo demás déjaselo a mis manos y trabajo” y “La tierra que siembra cultura cosecha paz y bienestar”.

“CASA Promoción Juvenil, es una, sino es que la única, asociación que su principal enfoque es la juventud, donde impulsamos todas las culturas”, resalta Rex sobre su trabajo. “Ayudamos a legitimar diferentes expresiones culturales, darles forma y apoyo”, apunta.

Cabe advertir que no sólo esta asociación se ha preocupado por la juventud con ganas de aprender este tipo de arte. Antes del 2010 hubo “un disparo” en las actividades que los muralistas llevaban a cabo al lado de los jóvenes, siendo una de las principales la impartición de talleres.

Los primeros de su tipo, en donde participaban artistas como Arturo Damasco, Olmo, Punk, Rexito, el Colectivo Reziste, Jellyfish y los Calavera, se realizaban en colonias y a través de éstos se buscaba inculcar lo básico del conocimiento de este arte. Se recuerda que los participantes acudían con entusiasmo para aprender las técnicas.

“Al principio comenzamos a hacerlos con nuestro dinero y era demasiado difícil”, menciona Kukui.

En retrospectiva, Kukui añade que una de las cosas más “chidas” que han hecho en estos cinco años como colectivo han sido los talleres. “Hicimos talleres en secundarias, en orfanatos, para no en si enseñarle arte o algo a los niños, si no para crear como ese vínculo de interés”, recuerda.

El objetivo de los talleres de Jellyfish era sacarlos de sus actividades, distraerlos con arte para que además convivieran con la gente. Algunas de las colonias que fueron parte de estos proyectos fueron la Chaveña, la colonia Felipe Ángeles y Anapra.

Hace 3 años, el primer evento de arte urbana que hizo en la ciudad se denominó Hola Color, mediante el cual se involucró a toda la comunidad de las colonias de Riveras del Bravo.

Hola Color Walk

Este evento ofreció talleres que resultaron de gran ayuda para los jóvenes que buscaban devolverle  la ciudad algo a cambio ya fuera en uno de sus trabajos o con las enseñanzas que quedaban en los niños.

No obstante, los participantes deseaban crear algo de mayor envergadura por lo que decidieron proyectar un evento local pero con una visión internacional.  Se dieron a la tarea de obtener los fondos necesarios para su realización.

De esta manera se creó la asociación civil Taller de Creación Gráfica.

“Siempre pensamos que necesitábamos hacer algo más grande”, menciona Kukui de Jellyfish. De esta manera comenzaron a “bajar” recursos del gobierno federal, los cuales iban todos destinados a la creación del primer festival de arte urbana en la ciudad: el Hola Color.

“Ya teníamos bastante tiempo planeándolo, casi tres años. Alguna vez hicimos todo para llevarlo a cabo, la publicidad, todo; pero al final no se concretó”, dice.

El evento se hizo en “una de las colonias más difíciles de Juárez”, Riveras del Bravo. “El 80 por ciento de las casas ahí se encuentra en abandono y prevalece un clima de inseguridad derivado del tráfico de drogas hacia el interior de ese asentamiento humano, afirma Kukui.

Ese mismo año se abrió el centro comunitario, lo cual fue algo de lo que se engancharon para organizar el evento. “Empezamos a hacer mucho trabajo de campo, tardamos casi seis meses yendo todos los días”.  La finalidad fue crear un vínculo y conocer más los problemas que se vivían ahí, agrega el artista.

Tras esto, según platica Kukui, se empezó a formar el programa del evento el cual consistía en diferentes talleres para los vecinos. Éste incluía la presencia de varios artistas internacionales.

“Duramos casi un año y medio hablando con los artistas, haciendo vínculos para que vinieran y no cobraran nada”, añade. Al final, el evento contó con la colaboración de artistas de Venezuela, Miami, España así como cinematógrafos de México que a impartieron breves cursos o pláticas.

La asistencia a los talleres fue más de la esperada lo que ocasionaría una saturación de los espacios, por lo que dadas las circunstancias se optó por ofrecerlos dentro de una secundaria del área que es la más grande del estado.

El evento contó con la colaboración de decenas de amigos y colegas de los colectivos locales como Olmo León, Arturo Damasco y Calavera Crew y, entre los internacionales destacaron Rone Evererech de Autralia, Pixel Pancho de Italia, Ela Maldonado de Venezuela y, Guim Tio, de España.

Para el siguiente evento Color Walk se proyectó que la temática fuera “un poco más de arte en la calle”.

La siguiente edición se realizó en 2014 y estuvo concentrado en su mayoría en las calles de la colonia Melchor Ocampo, uno de los barrios que presentó problemáticas de inseguridad pública en la época de los 80, pero en la que actualmente su población se compone por personas de la tercera edad, lo cual la hace muy tranquila.

“Yo nací en la Melchor Ocampo y Pilo también, por eso decidimos concentrar el evento aquí”, menciona Kukui.

El Hola Color les ayudó a crear vínculos con artistas que trabajan fuera de México y de este modo fueron conociendo a otras personas que se veían interesadas en trabajar junto a ellos en este evento que iba tomando forma.

“Duramos un mes con los artistas”, rememora el miembro de Jellyfish. De las obras que se realizaron en el Color Walk, muchas de ellas siguen en perfectas condiciones, otras fueron intervenidas o como se dice, tapadas con tags, por los vecinos locales.

Uno de los trabajos que han destacado más es el de Jaz que se encuentra en el Fonart, frente al museo del INBA y, según menciona Kukui, fue reconocido en 2014 como uno de los mejores grafittis por la revista Juxtapoz.

Además de Jaz, el evento contó con las participaciones de Roa, Phlegm, Werc y Ever, quienes fueron los invitados internacionales que viajaron desde Bélgica y España.

Tras el Color Walk se llevaron a cabo varios bici-tours en donde juarenses podían ir en sus bicicletas junto con un grupo de gente y un guía por toda la Melchor Ocampo, en una especie de visita guiada por los murales.

“Lo grande es poder vivir de esto”

Varios de los muralistas que trabajan dentro del medio artístico urbano local consideran que uno de los mayores logros que les han traído los años bajo el sol y las condiciones tan cambiantes del clima ha sido el poder considerar sus obras como un trabajo fijo, aunque no estable.

No obstante a que en ocasiones el trabajo escasea, las obras que producen les han servido para dar a conocer la calidad y su forma de laborar.

Decko, uno de los miembros del colectivo Calavera, afirma que “el tener mucho trabajo después de haberse esforzado tanto antes”, demuestra que la calidad se ha mantenido e incluso mejorado.

A su vez, para Wakawaffles, otro miembro del grupo, uno de sus mayores logros y satisfacciones han sido el poder vivir de su trabajo y que en otras ciudades o países reconozcan tu talento y le llamen para trabajar.

Sed por enseñar

Dentro de la licenciatura de Diseño Gráfico que ofrece la UACJ, Horey Silva, miembro activo del colectivo Dios Perro, imparte la clase de Gráfica Urbana.

Este es el cuarto semestre que Silva imparte ese curso que forma parte de un proyecto del alumno Raúl Recios, quien se encuentra haciendo su doctorado dentro de la universidad.

Menciona que semestre tras semestre se ha notado el interés por los jóvenes que toman la clase, además de la aprobación de externos acerca del trabajo realizado.

“Sé que no es como una medida estándar ver hasta dónde llegan tus trabajos en Facebook, pero los del último semestre tuvieron más de 3 mil likes y muchísima gente los compartió; de cierta manera sirve para ver si funciona”, expresa Silva.

Dentro del curso los jóvenes visitan los talleres de diferentes colectivos y además de las técnicas, aprenden los consejos que les brindan los artistas que llevan más tiempo en la calle.

Cada semestre Horey es el encargado de invitar a sus colegas a colaborar en su clase en donde platican con los muchachos y también les abren las puertas de sus estudios. En esta ocasión algunos de los invitados fueron Pulso, Yorsh de Reziste y Arturo Damasco.

Por su parte, los integrantes de los colectivos Jellyfish y Calavera les muestran sus estudios, además de consejos y tips.

“Esta es una de las experiencia que los retroalimenta, se motivan mucho y la verdad es que es una repuesta muy buena de ambas partes”, se congratula el miembro de Dios Perro.

Por otra parte, la universidad solo los ha ayudado manteniendo la clase abierta ya que “los procesos de burocracia son larguísimos” pero, como dice Horey, “es importante que los muchachos comprendan el proceso de ser autosuficientes en la producción”.

“El 95 por ciento de los que estamos pintando en la calle así empezamos y es así como empiezas a eficientar costos y gastos”, puntualiza.

La clase se basa en un sistema 50/50; mitad teoría y mitad práctica. Se busca que las piezas que produzcan los alumnos tengan una calidad superior a los pininos que en su momento realizaron los artistas actualmente más reconocidos.

Se busca que los alumnos aprendan a distinguir la calidad en los productos y a saber cuáles funcionan mejor, de igual forma a hacer rendir los materiales que se les proporciona para pintar.

“Es mezclar un poquito de los procedimientos de artes visuales y de diseño”.

Dentro del aula también se trata de sentar las bases explicándoles la teoría, las influencias y técnicas para luego trabajar el esténcil, con el aerosol y a conocer varias herramientas.

Out of Juárez

No obstante a su humildad y a su característica de realizar un trabajo con “pasión y amor al arte”, las oportunidades de salir y poder mostrar sus habilidades y talentos en otras partes de México, o fuera del país, siguen siendo metas importantes para la mayoría de estos colectivos.

Por medio de las redes sociales, como Facebook e Instagram, los jóvenes buscan aplicar a convocatorias o bien son invitados por otros artistas para alguna colaboración, ya sea con personajes locales, nacionales o internacionales.

Sin embargo, entre los artistas locales están aquellos que “aman a juaritos”, representados por el colectivo Jellyfish y los Dios Perro, porque no está en sus planes salir de la ciudad, pues como lo mencionan ellos mismos, ésta es la tierra que los vio crecer y es aquí donde empezaron. A su vez están los colectivos que mediante la Internet han hecho que su material les abra puertas dentro y fuera del país.

Juárez también ha sido la cuna de varios artistas que lograron establecer sus carreras en otras ciudades. Tal es el caso de Werc, juarense que empezó trabajando en esta zona y que recientemente fue nombrado uno de los 10 mejores artistas urbanos en Nueva York.

Como la mayoría, Werc inició en el Street art a través del grafitti en 1992 en El Paso,Texas, continuando su carrera hasta llegar a pintar murales. Aunque tomó algunos cursos durante la preparatoria y en junior collage, sus conocimientos fueron obtenidos con transcurrir de los años.

Actualmente Werc vive en Nueva York, ciudad en donde su carrera “empezó a crecer y los trabajos se hicieron más profesionales”. Además de los murales en las calles de la Gran Manzana, tiene obras en Miami y Los Ángeles.

Werc volvió a su tierra natal en 2014 como invitado internacional del Color Walk que organizó Jellyfish Colectivo a través de la asociación civil Taller de Creación Gráfica.  En esa ocasión participaron también los colectivos Roa, Phlegm, Jaz y Ever como invitados especiales e internacionales.

“Al principio era difícil de entender pero ya cuando se empezaron los muros hubo más apoyo, ya que la conciencia estaba cambiando”, menciona Werc sobre su perspectiva del segundo evento de arte urbana que realizaba en la ciudad. El trabajo que creó durante ese evento se encuentra plasmado en la biblioteca Arturo Tolentino, situada en el Parque Borunda.

Edith Alejandra Marín Álvarez es un estudiante del 6to semestre de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Comments are closed.