Casa del Migrante ofrece un rayo de esperanza a los deportados de EU

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Ubicada en Calle Neptuno 1855 Cd. Juarez Chih.

CD JUAREZ — La primera vez que la Patrulla Fronteriza aprendió a Oscar Abel Yáñez Dorame cruzando la frontera por el desierto de Sonora en Arizona tenía apenas 10 años.

Aunque no tenía intención de cruzar la frontera a estados unidos, unos hombres desconocidos lo llevaron a él y un amigo de la misma edad al monte y lo obligaron a punta de pistola a cargar una maleta llena de marihuana y cruzar el árido desierto sin provisiones ni agua hasta llegar a Arizona.

“No tuve opción, yo tenía mucho miedo de morir en aquel monte”, dijo Yáñez, de 21 años de edad, recientemente desde la Casa del Migrante en Cd. Juarez, donde consiguió albergue después de haber sido deportado de un centro de detención en El Paso, TX por segunda vez.

El caso de Yáñez es muy común para la Casa del Migrante, un albergue en área de satélite, que recibe cerca de 5880 migrantes por año, dijo Blanca Rivera, administradora de la Casa del Migrante.

Vestido humildemente, con actitud nerviosa y la piel quemada por el sol, Yáñez explicó como fue aprendido la primera vez hace una década por la patrulla fronteriza, “Esa primera vez que me agarraron fui deportado inmediatamente sin ningún cargo por la maleta llena de droga porque yo era menor de edad”, dijo el originario de Agua Prieta, Sonora.

Oscar Abel Yáñez DorameYáñez contó que intentó regresar a los estados unidos por el mismo desierto por segunda vez antes de ser aprendido otra vez por la patrulla fronteriza en noviembre. Impulsado al norte por su pobreza extrema, Yáñez dijo que fue en busca de una mejor calidad de vida. De niño, Yanez comenzó a trabajar en un supermercado donde su único pago era a base de propinas. Después, cuando se ganó la confianza del dueño, empezó a recibir un sueldo estable, dijo Yáñez.

“No intenté cruzar por medio de polleros porque cobran muy caro”, dijo, explicando que esta vez el cruzó ilegalmente con siete hombres, cada uno de ellos cargando de forma voluntaria una maleta con 35 libras de marihuana. “Así ya no se le paga a la persona que te lleva”, dijo Yáñez.

En esta ocasión no fue detenido con la droga porque cuando se dieron cuenta que los perseguía la patrulla fronteriza él y los otros hombres de su grupo lanzaron las maletas y corrieron para que no los agarraran con ellas. “Si te llegan a agarrar con droga te encierran hasta un año la primera vez”, dijo Yáñez.

“Estuvo muy gacho; caminamos 16 días desde Agua Prieta para llegar al I-10”, añadió. Durante los últimos seis días de la larga caminata, Yáñez y su grupo no tenían agua o comida. Por cuatro días permanecieron “remojados” gracias a las fuertes lluvias. “Cuando vimos a la patrulla fronteriza fue como una bendición; ya no podíamos más”, cuenta Yáñez.

Según Rivera, cuando llegan los deportados al albergue llegan en todo tipo de condiciones. Algunos llegan enfermos otros llegan cansados de estar en la cárcel de detención pero lo que todos tienen en común es la mirada perdida por estar en un lugar extraño lejos de su familia.

Cuando los repatriados requieren de algún servicio médico o psicológico se les proporciona gracias a que se cuenta con la ayuda voluntaria de una psicóloga que acude cuando se le requiere. “Todos estos servicios se proporcionan sin ningún cobro al migrante”, declaró Rivera.

La Casa del Migrante opera desde 1982 bajo la administración de la diócesis de Cd. Juárez la cual obtiene sus fondos gracias donaciones individuales y de organizaciones que lo apoyan de forma monetaria. Tambien reciben una aportacion del gobierno una sola vez por año, según Rivera.

“Nuestra principal labor es ayudarlos a regresar a sus lugares de origen y ayudarlos a distraerse durante su estancia aquí. Lo hacemos por medio de actividades y deportes”, declaró Rivera. Se les proporciona tres comidas diarias, estancia y ropa a todo el que se le da hospedaje y a los que requieren ayuda médica se les proporciona ayuda a traves del seguro popular en Mexico.

Los indocumentados que son deportatados de los estados unidos son recibidos en diferentes delegaciones a traves de la franja fronteriza. En la Delegación Chihuahua se reciben alrededor de 20 indocumentados deportados diariamente, dijo Wilfrido Campbell Saavedra, titular del Instituto Nacional de Migracion (INM).

Todo el que es repatriado de los estados unidos es recibido en Mexico por el INM donde se les proporciona teléfono para que hagan llamadas a sus lugares de origen. También se les da 1000 pesos para ayudarles a conseguir boletos de camión para regresar a sus hogares.

Si se encuentran enfermos, se les lleva inmediatamente a la Secretaria de Salud para que los atiendan. Ademas, INM les ayuda a tramitar las actas de repatriación que sirven como identificación temporal para viajar dentro del país, declaró Saavedra.

“A muchos de ellos se les ve tristes por haber sido repatriados, pero muchos de ellos dicen que no importa, que se regresaran a los Estados Unidos”, dijo Saavedra.

Eso no es el caso con Yáñez. Mientras bebía un cafe y esperaba a los agentes de de Protección a Migrantes que lo llevarían a la Central de Camiones para regresar a Agua Prieta, Yañez dijo que no piensa volver a arriesgarse la vida para regresar a estados unidos.

“Lo que más quiero ahora es regresar y algun dia tener mi propia tienda de abarrotes en Agua Prieta y formar una familia”.

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