Juárez es una ciudad hostil para los discapacitados, con calles que son trampas mortales para los ciegos

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Sabina Olivas también contribuyó en este reportaje.

Armando Martínez canta en una avenida del centro de Ciudad Juárez para ganarse la vida. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

Armando Martínez canta en una avenida del centro de Ciudad Juárez para ganarse la vida. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

 

CIUDAD JUÁREZ — Con ropas sucias, peinado descuidado y lentes oscuros  Armando Martínez, 62, deambula y encuentra cobijo entre las calles del Centro Histórico de la ciudad. Dice que es ciego, pero asegura que la diabetes que padece desde que tenía treinta años de edad no fue la causa.

Junto a las escaleras de la céntrica sucursal Bancomer de la  Avenida Juárez, Martínez sostiene en su mano derecha la mitad de una botella de plástico en la que los transeúntes colocan las pocas monedas que le dan. Con un audífono en el oído derecho y un cable que le recorre el pecho, canta con tono desafinado una melodía que no se llega a comprender.

A unos cuantos pasos de allí se encuentra Marisela. Ella canta con la misma esperanza que guarda Armando.

Ambos tienen mucho en común: los dos son invidentes, son originarios de Durango y viven solos.

Pero sobre todo, forman parte de una de las poblaciones más desprotegidas en una ciudad cuyas calles no fueron construidas para los peatones, mucho menos para los invidentes.

Para sus respectivas desgracias, Armando y Marisela también son usuarios de un transporte público que a lo largo de décadas ha sido deficiente.

La ciudad del riesgo urbano

El estudioso Luis Manuel Lara, en su investigación titulada La despersonalización de responsabilidades en el caso del transporte público en Ciudad Juárez, señala que esta frontera “no se puede proclamar como una ciudad moderna pues existen elementos como la deficiente planeación urbana y la irrupción de servicios arcaicos como el transporte público”.

Pero este problema ha estado ahí desde mucho tiempo atrás.

“Con base en un crecimiento poblacional desproporcionado, ligado más que nada a la migración la expansión de la macha urbana ha experimentado una planeación deficiente, ya sea por falta de disposición y/o creatividad de las autoridades en implementar estrategias para el adecuado desarrollo urbano”, advierte Lara en su estudio.

El reciente Plan de Movilidad Urbana (PMU), actualmente en proceso, ha convertido a las calles del primer cuadro de la ciudad en trampas mortales para los peatones, especialmente para la comunidad de invidentes. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

El reciente Plan de Movilidad Urbana (PMU), actualmente en proceso, ha convertido a las calles del primer cuadro de la ciudad en trampas mortales para los peatones, especialmente para la comunidad de invidentes. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

Con el reciente Plan de Movilidad Urbana (PMU), actualmente en proceso, muchas calles del primer cuadro de la ciudad están en reconstrucción y desplazarse en estos momentos para cualquiera resulta difícil, especialmente para la comunidad de invidentes.

Las máquinas para mezclar cemento, los trabajadores y los cercos que se colocan para que las personas no invadan las zonas en construcción, estorban las banquetas que los transeúntes deberían utilizar.

Martínez, utiliza un bastón que lo guía por las calles en construcción. “Así es la vida, caerse y levantarse. Aquí me he caído varias veces, peor cuando tenían cercado. Me he rebanado los brazos con el cerco’’, señala el hombre.

Como parte de las recomendaciones para que una ciudad tome en cuenta las necesidades de desplazamiento de los invidentes, el documento Accesibilidad al medio físico y al transporte  recomienda que las banquetas deben mantener un ancho mayor o igual a 1.5 metros.

Pero esto no ocurre en Ciudad Juárez donde arterias principales han sido convertidas en verdaderas trampas mortales.

Por ejemplo las banquetas del Eje vial Juan Gabriel, muy cerca al complejo de edificios que albergan los poderes estatales, muestran varillas que sobresalen del cemento destruido. Para hacer más difícil estos entornos para los transeúntes, varios conductores estacionan sus automóviles sobre las banquetas y obstruyen el paso de los peatones.

Dentro de este panorama, los problemas para los invidentes se agigantan.

Actualmente el Reglamento a la Ley para las Personas con discapacidad del Estado de Chihuahua en su artículo 20, fracción 1, indica la obligación de ofrecer espacios públicos y privados en condiciones propicias para el libre y seguro desplazamiento de las personas con discapacidad.

Transporte no apto para invidentes

No sólo las condiciones de las banquetas son vitales para la inclusión de las personas con discapacidad visual, sino también el uso del transporte público, pues como lo menciona el documento Recomendaciones de seguridad vial en el transporte de personas con discapacidad, avalado por la Fundación Mapfre, institución española que busca  fomentar la “seguridad de las personas y de sus patrimonios con especial atención a la seguridad vial, la medicina y la salud”,  el acceso a los medios de transporte es un elemento clave para que las personas con discapacidad puedan sentirse integradas en la sociedad.

A pesar de que la ley lo respalda, la mayoría del transporte urbano no cumple con las condiciones  de accesibilidad para discapacitados. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

A pesar de que la ley lo respalda, la mayoría del transporte urbano no cumple con las condiciones de accesibilidad para discapacitados. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

En México, el artículo 2 fracción 1 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, señala que dicha accesibilidad se llevará a cabo mediante las “medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con los demás, al entorno físico, el transporte… y otros servicios e instalaciones abiertos al público, tanto en zonas urbanas como rurales”.

En esa misma legislación, el artículo 19, fracción 3,  advierte la obligación de implementar programas de educación vial a fin de concientizar a la ciudadanía y a los choferes, tanto de servicio terrestre como aéreo, a fin de evitar que las personas con cualquier tipo de discapacidad sean discriminadas.

A este respecto, Jesús Manuel García Reyes,  jefe del Departamento de Transporte Público en Ciudad Juárez, entidad que depende del Gobierno del Estado, resalta que la misión de la oficina a su cargo es la de vigilar la correcta aplicación del servicio que brinda el transporte público en la ciudad hacia todos los ciudadanos, incluida la comunidad de invidentes y débiles visuales.

Agrega que para ello los choferes reciben una capacitación para sensibilizarlos ante las necesidades y el trato adecuado que deben recibir los usuarios discapacitados, proxenetas e indígenas

“Dentro del curso que nosotros manejamos hay un tema enfocado al trato que debe de recibir una persona con discapacidad, tanto física como en otros sentidos”, asegura.

Cursos de concientización, una simulación.

Sin embargo, las intenciones de la autoridad sólo llegan al discurso.

“Yo me subo en el camión 7 El Mirador, porque vivo por allá por la colonia Constitución”, menciona Marisela, que desde hace veintiún años trabaja en la zona centro.

Aunque Marisela no vea las condiciones físicas deficientes en que se encuentra el camión, considera que los choferes manejan sin respeto y consideración a los usuarios. Conducen, dice, “como si trajeran costales de papas”.

Ella desconoce que, de acuerdo a la autoridad, los cursos para los choferes de sensibilización hacia los pasajeros invidentes y usuarios en general son obligatorios.

Éstos se  imparten todos los sábados y tienen dos horarios. Al final, los operadores reciben un certificado de acreditación del curso.

“Nosotros tenemos cursos preparados por módulos. Ahorita estamos en un proceso de que ese curso que estamos impartiendo lo tomen todos los choferes del servicio de transporte de pasajeros, que son bastantes”, agregó García.

Sin embargo, lo que se busca con la implementación de estos cursos no se ve reflejado en la realidad.

Rita, otra usuaria del  transporte público, asegura que los choferes son descorteces y mal educados. “No pues sí van allí, pero platicando y ni se fijan”, critica.

La mayoría de los camiones son viejos y obsoletos

Otra limitante en el traslado de la población usuaria es el tipo de camión que se emplea en la ciudad.  Estos son vehículos viejos, de tipo Mercedes, de modelos que superan los 10 años de antigüedad y que carecen de una instalación adecuada para rampas o la asignación definida de asientos para los discapacitados.

Únicamente despliegan un letrero colocado en los primeros asientos que muestra la leyenda: “Asiento exclusivo para mujeres embarazadas, discapacitados y senectos”.

Sin embargo, los rótulos no son garantía que esos asientos sean respetados por el resto de los usuarios y terminen siendo ocupados.

Es por esto que Mariza Colmener, psicóloga del Centro de Estudios para Invidentes A.C (CEIAC), menciona que el transporte ideal para los ciegos sería como que se ofrece en la vecina ciudad estadunidense (El Paso, Texas), en donde las unidades son más modernas y amplias y se respetan los asientos para los discapacitados.

El sistema de transporte texano, dice, tiene sus rutas, sus paradas y sus itinerarios definidos, lo que facilita el transporte a las personas.

“Pienso en que se podría igualar mucho la manera en que se trabaja allá”, opina la profesionista.

Apoyos a invidentes

El CEIAC inició sus operaciones a partir de 1995 gracias a los esfuerzos de dos mujeres ciegas que enfrentaban al reto de continuar sus estudios en escuelas públicas de la ciudad de Chihuahua.

En Ciudad Juárez se inauguró con la donación de unas instalaciones ubicadas en Prolongación J. M. Clouthier No. 720.

María Herfter es la Directora de CEIAC, asociación civil que desde hace siete años funciona en esta frontera.

“Aquí trabajamos con personas que son ciegas y de baja visión. Desde bebés de tres meses hasta señores”, explica Colmener, psicóloga de ese centro.

Las áreas en que trabajan son seguimiento académico, rehabilitación visual, psicomotricidad y estimulación temprana, estimulación visual, apoyo académico, pre Braile, y orientación y movilidad de la vida diaria.

La misión de la asociación consiste en proporcionar a las personas con discapacidad visual herramientas para que puedan desarrollarse en la sociedad.

“El objetivo del centro es también integrarlos a escuelas regulares, no escuelas especiales”, apunta Colmener.

El centro cuenta con aulas equipadas con mobiliario para atender a niños con discapacidad de cualquier tipo.

Explica que por medio de una convocatoria, los maestros de escuelas públicas son invitados a que se capaciten en los cursos que el CEIAC imparte. Se invita principalmente a los docentes de alumnos con discapacidad visual con el fin de brindarles apoyos didácticos para poder educar dependiendo de la discapacidad con que cuente el alumno.

En el área de orientación y movilidad de la vida diaria se enseña al invidente a andar por su hogar con la ayuda del bastón “el niño aprende a desplazarse con el bastón en zonas seguras”, abunda.

Apoyo limitado

Hablar de una modernización del transporte público de parte de las autoridades para atender a las poblaciones vulnerables, sería pedir demasiado. Por lo pronto, el objetivo de atender eficientemente a la población en general avanza lentamente y por etapas.

De acuerdo al Jefe de Departamento, Jesús Manuel García Reyes, hasta el momento la intención de modernizar el sistema se ha limitado a la fijación de rutas, operación de algunos camiones modernos y a la colocación de paradas para los autobuses. Una segunda modificación en puerta sería la unificación de los concesionarios a fin de que ya no hubiera competencia.

“La principal problemática que tenemos es la competencia. Si se elimina la competencia lo que mejorará será el servicio y su calidad, la rapidez, reducir, no la tarifa, que en promedio salga más barato el servicio de transporte”, señala.

Advierte que a raíz del crecimiento desordenado del transporte público en esta ciudad “no hay otra forma de hacerle una modernización más terrenal al transporte.”

Entre los planes, dice, se contempla la creación de más rutas troncales con carriles. El proyecto arrancó en noviembre del 2013 con la primera de varias etapas que se tienen contempladas.

Escaso apoyo oficial

En Juárez la calidad de vida es un concepto que todavía no se ha cristalizado para la población, especialmente para los invidentes, en tanto que los recursos y apoyos oficiales cada vez son más raquíticos.

Claudia Bondaruk, autora del libro El desempeño profesional del trabajador social ciego, señala que la discapacidad es “un problema social y como tal debe tomarse en cuenta dicha problemática. Toda situación adversa es percibida, sentida y vivida conscientemente…pues es parte de una realidad no asumida por la sociedad”.

Bondaruk recalca que la desactualización de registros estadísticos habla de una sociedad que se niega a aceptar determinadas problemáticas, pues coloca a las personas con discapacidad en “desventaja social” olvidando que esa problemática involucra a toda la sociedad.

La Coordinadora del Departamento de Discapacidad, Fernanda Ruiz, señala que en esta sociedad hace falta una cultura que logre integrar a las personas con discapacidad.

Al mismo tiempo, advierte que no se cuenta con un padrón actualizado de los invidentes que hay en esta frontera.

“No se tiene una cantidad exacta, apenas con las credenciales de discapacidad (hace referencias a las credenciales preferenciales para el uso del Transporte Colectivo, Vive Bus) es cuando se pretende saber la cifra”, explica Ruiz.

Las cifras que se toman en cuenta, por lo pronto, dice, son las estadísticas hechas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) mismas que se actualizan cada diez años.

Por otro lado, informa que la ayuda que hasta la fecha ofrece el gobierno a esta población vulnerable ha sido en especie, es decir, bastones que se otorgan a las personas que los necesitan y a quienes generalmente canaliza a instituciones no lucrativas para su atención.

Un transporte digno que ha tardado.

Ruiz ponderó el apoyo que el nuevo sistema Vive Bus ofrece a la ciudadanía aunque reconoció que a éste le “faltan muchas adaptaciones” para beneficio de los invidentes.

Víctor Manuel Ortega, Coordinador del Proyecto del Sistema de Transporte Colectivo de Ciudad Juárez (STCJ), opina lo contrario.

El nuevo sistema de transporte urbano Vive Bus garantizará un mejor servicio a los usuarios. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

El nuevo sistema de transporte urbano Vive Bus garantizará un mejor servicio a los usuarios. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

“Estamos usando camiones Mercedes Torino 2009, especiales para las funciones que requiere el nuevo sistema moderno de transporte, en el cual tanto los paraderos tiene acceso para personas discapacitadas, rampas, y los camiones están a nivel para que puedan moverse las sillas de ruedas o la gente que las requiera”, detalla el funcionario.

Además destaca que los choferes reciben un curso en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP), donde se les enseña a manejar los camiones así como técnicas de primeros auxilios que le permitirá al operador apoyar de emergencia a pasajeros que durante el trayecto presenten algún problema de salud.

El curso es impartido por el Centro de Transporte Sustentable de la Ciudad de México (CTS), que es una organización no gubernamental mexicana que cataliza y apoya la implementación de proyectos y políticas públicas en materia de movilidad, transporte público entre otros.

“Una vez que cumple el periodo de capacitación se contrata a los choferes certificados que son los que van a operar el sistema”, agrega Ortega.

Señala que la empresa Integradora Ruiz Anitua (INTRA) a su vez es la encargada de contratar a los operadores certificados con lo que se garantiza que esta clase de cursos sean tomados.

La ruta que sigue es la de Presidencia hasta la colonia Tierra Nueva. El camión cuenta con Internet, un espacio para minusválidos, calefacción y refrigeración.

Tiene varias condiciones y ventajas que el grueso de los camiones que circulan en la ciudad no ofrecen, por ende contaminan menos y los accidentes viales en los que se verán involucrados serán mínimos, resalta Ortega.

Sin embargo, el primer día que entró en operación el sistema Vive Bus, la prensa local informó sobre el accidente de uno de sus camiones, sobre el cruce de la avenida Ocampo y calle Aldama, en el que resultaron seis personas lesionadas.

A los diecisiete días posteriores de la puesta en marcha el Transporte Colectivo (Vive Bus) continuaron los percances viales, pues se registraron dieciocho más.

La realidad

Durante un recorrido a bordo de un camión Vive Bus se constató que el equipamiento del camión y las condiciones físico mecánicas son óptimas.

Sin embargo, se aprecia que los pasajeros siguen sin respetar los lugares destinados a las personas con discapacidad. Estos asientos no cuentan con una señalización que indique que el lugar es reservado para personas de la tercera edad, embarazadas o discapacitados.

Nuevos paraderos del sistema Vive Bus. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

Nuevos paraderos del sistema Vive Bus. (Jazmín Cano/Borderzine.com)

En cada paradero hay varios trabajadores que se encargan de orientar a la población sobre la forma correcta de utilizar el nuevo sistema de transporte colectivo.

Una persona es la encargada de cobrar a los usuarios el dinero en efectivo mientras que otra se encarga de deslizar la tarjeta  para que quienes no cuentan con ésta puedan pasar el torniquete que sirve de control de acceso.

Además hay un guardia de seguridad en cada paradero. Éstos trabajan doce horas diarias, de 7 am a 7pm, pero no cuentan con radio comunicación ni con el equipo de seguridad mínimo requerido para repeler agresiones.

Los promotores del nuevo sistema de transporte señalan que este es un proyecto ambicioso que en tres años más pretende abrir tres rutas troncales más por donde circule el Vive Bus.

Lenta adaptación

La adaptación de la ciudadanía al Vive Bus será lenta, anticipan los promotores del proyecto.

Para que esto pase se requerirá un cambio paulatino en la mentalidad de los usuarios. A varios meses de funcionamiento, los pasajeros de este nuevo sistema aún insisten en preservar algunas prácticas añejas, como la expresión clásica “¡bajan!”, para avisar y anticipar la llegada a sus respectivos destinos.

Por su parte, Armando ya no canta en el exterior de Bancomer.

Aún le persigue el recuerdo de una cirugía para extraerle una catarata que terminó con la pérdida del cristalino de uno de sus ojos.

No solamente perdió su vista, sino que también a sus hijos, su esposa, su trabajo de carrocero y la forma de poder mantenerse.

Hoy no únicamente sufre la discriminación y el rechazo de quienes no se acerca a brindarle su ayuda o a extenderle la mano cuando tropieza y cae.

Sufre además los embates de una ciudad que no ha sido hecha para él. 

 

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