19. Residuos de Espanto, Liliana V. Blum

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“El pasado sigue siendo el ruido de fondo
para cada acto de mi vida..”
Liliana V. Blum

Abigail está en al sala de espera de un hospital.

Abigail espera noticias de su abuela que ha sido internada de emergencia.

Abigail, hay que decirlo de una vez, es la nieta de una sobreviviente.

Abigail pertenece, lo dice ella misma, “a la raza que Hitler quiso desaparecer”. Y ahí, en ese hospital, donde la espera se vuelve eterna Abigail conoce Józef un anciano que comparte un pasado, un dolor, un número en el brazo tal como la abuela de Abigail. Ambos son cicatrices que la protagonista habrá de descubrir y descubrirnos.

Liliana V. Blum (Durango, México, 1974) construye en Residuos de Espanto el relato de dos sobrevivientes al Holocausto. Esta es una novela y una tesis que pareciera contestar ¿cómo se vuelve a la vida, cómo se hace uno la vida después de haber estado en un campo de concentración? Abigail se vuelve la visitante frecuente de Józef quien le cuenta todo lo que vivió y cómo se salvó de la muerte en un campo de concentración; a esto se une la memoria de la joven, todas esas memorias que la abuela ha compartido –queriendo y no– con su nieta. Ambos relatos completan un todo, un pasado.

El pasado siempre fue una presencia entre mi abuela y yo. En todo lo que ella hacía y decía, el pasado se colaba, extendiéndose sutil, pero siempre ahí. Supongo que ella lo miraba directamente, como una cucaracha enorme a mitad de la cocina, mientras que a mí me parecía una sombra que se mueve por las paredes y desaparece al prender la luz. (89)

Es esta novela una especie de rompecabezas que se asienta en lo ocurrido en la Shoa, tanto la historia de Józef como la de Deborah se vuelven la herencia que Abigail no ha pedido y que sin embargo lleva a cuestas; ella se vuelve al fin una sobreviviente más de esa solución final que nunca terminaremos de entender y que Blum aborda de frente dejándonos una intensa narrativa del dolor:

Sus compañeros se transformaban en alambres cubiertos de piel, rostros de ojos hundidos y encías sin dientes: algo que ya no era humano. Seguramente por eso los alemanes nos trataban como si no fuéramos personas, dijo Józef. Porque en esas condiciones no lo parecíamos: éramos perros sarnosos muertos de hambre, insectos, nada. (46)

Residuos de Espanto de Liliana V. Blum es una novela sobre los muertos que quedaron vivos y que pasaron la vida sintiéndose casi culpables de ello; es esta una historia que nunca terminará de escribirse. Lo dice bien Gustavo Marcovich: “¿Otro libro sobre el Holocausto? Sí, nunca serán demasiados”.

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