Más de un millón de residentes de la frontera sufre de diabetes

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Guadalupe Vargas, 62, a diabetes patient, lives her life in bed. (Idalí Cruz/Borderzine.com)

Guadalupe Vargas, 62, a diabetes patient, lives her life in bed. (Idalí Cruz/Borderzine.com)

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CIUDAD JUAREZ – Después de vivir veinte años con diabetes, ella no se puede levantar de la cama para ver sus telenovelas favoritas, y ocasionalmente platicar con su esposo o pedirle algo que ella necesita.

Después de sufrir un fallo renal hace cuatro años Guadalupe Vargas, de 62 años, necesita diálisis peritoneal para limpiar sus riñones que dejaron de funcionar. “No, mi vida ya no es la misma, inclusive ya no puedo hacer quehacer, ya no veo tengo glaucoma y veo muy borroso.”

Guadalupe Vargas, 62, a diabetes patient, lives her life in bed. (Idalí Cruz/Borderzine.com)

Guadalupe Vargas, 62, paciente con diabetes, vive su vida en cama. (Idalí Cruz/Borderzine.com)

Pero Vargas no sufre sola. En una investigación titulada Diabetes Prevalece Study realizada por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Los Estados Unidos y La Secretaria de Salud de México se concluye que más de 1.11 millones de habitantes de la región fronteriza padecen de diabetes. 40% del total habitan en México y el 11.6% habitan en Estados Unidos.

Rodolfo Elías, epidemiólogo de la clínica numero 48 del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) en Juárez, dijo que las dos enfermedades que más se consultan en la clínica son primero, la alta presión que es la hipertensión arterial y en segundo lugar la diabetes.

La preocupación que se presenta es, que la mayoría de los pacientes no se cuidan adecuadamente, como Josefina Anguiano, trabajadora social de la clínica confirma. “Por lo regular son pocos los que se inscriben en el programa para diabéticos e hipertensión (SODI), y son las personas que ya tienen 10, 15, ó 20 años de padecer su diabetes.”

Elías acepta que hay un porcentaje muy alto de diabéticos que no se cuidan. Dice que el número de personas con diabetes ha aumentado. Primero que todo porque la detección de la enfermedad ha aumentado, pero también por la cultura, por las malas costumbres alimenticias.

“Nuestra cultura debe ser preventiva pero por muchos años hemos sido curativos. Como esta es una enfermedad crónica y degenerativa, es cuando ya están teniendo complicaciones que vienen.”

La señora Vargas tiene un historial de diabetes en su familia, sus padres la tuvieron pero ella nunca tomó las precauciones para prevenir la enfermedad. “Nunca puse atención, no me interesaba, mi mamá era la que me decía ‘Te vas a enfermar’, pero nunca le hice caso. Comía lo que quería, lo que uno no puede comer.”

Anguiano concluye que la ayuda que brinda la clínica tiene sus límites. “Mientras tengamos esos malos hábitos que no queremos modificar. Porque igual sale caro un refresco y sin embargo no falta en muchas familias.” Es recomendable que la gente deje de comer dulces, harinas, y que no vivan una vida sedentaria.

“Que se informe la gente, lo que puede comer, porque sí se puede comer de todo pero con medida, para prevenir todo esto que me pasó porque sí se puede prevenir.” concluyó Vargas.

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