Asegura pareja que fueron secuestrados y torturados por policías federales mexicanos

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Juarez couple narrates torture suffered under officers from the Mexican Federal Police. (Francisco Alarcón/Borderzine.com)

Juarez couple narrates torture suffered under officers from the Mexican Federal Police. (Francisco Alarcón/Borderzine.com)

Una pareja juarense narró las torturas sufridas a manos de presuntos agentes de la Policía Federal mexicana. (Francisco Alarcón/Borderzine.com)

Una pareja juarense narró las torturas sufridas a manos de presuntos agentes de la Policía Federal mexicana. (Francisco Alarcón/Borderzine.com)

EL PASO – Una juarense junto con su marido aseguró en un foro sobre inmigración  y asilo político que fue secuestrada, torturada y amenazada de muerte por policías federales mexicanos.

“Aunque estamos bien y seguimos vivos, aquí no somos nadie”, dijo frente a un centenar de personas una mujer con el rostro cubierto por una tela negra, para proteger su identidad.  Hablo aquí el viernes abril 27 en el Centro de Usos Múltiples de la Catedral de San Patricio, auspiciado por la Casa Anunciación, una organización que ofrece refugio a inmigrantes y asilados políticos.

“Nos costó mucho trabajo armar nuestras carreras en Ciudad Juárez, y ellos (un grupo de agentes de la policía federal asignados a la vecina ciudad) nos las desbarataron en un ratito”, dijo conteniendo las lágrimas.

La pareja, cuyos nombres y rostros fueron mantenidos en el anonimato por cuestiones de seguridad, huyeron de Ciudad Juárez y se refugiaron en El Paso cuando presuntos agentes de dicha corporación policíaca los “levantaron” en dos ocasiones.

“Yo iba saliendo del trabajo e iba por mi esposa a su trabajo cuando en el camino me pararon unos federales, me quitaron mi carro, mi dinero, y me dejaron sin nada”, dijo el hombre, quien era estudiante y trabajador de ingeniería. Su esposa laboraba como enfermera de profesión y paramédico.

“Fui a demandar a los agentes a la PGR, con Derechos Humanos y directamente a la Policía Federal. Los identifiqué y los desarmaron, pero todo fue ficticio porque no les hicieron nada”, aseguró el juarense. Para él y su familia, la pesadilla apenas comenzaba.

A partir de sus denuncias el hombre recibió una serie de amenazas en las cuales sus agresores en potencia le aseguraban que sabían todo de él, su lugar de residencia y trabajo, y que “no sabía con quienes se estaba metiendo”.

A dos meses de la denuncia inicial, y poco antes de tener que ratificar la misma para continuar con el proceso en contra de los agentes federales, el hombre fue “levantado” junto con su esposa y su hijo.

“Eran varias camionetas, unidades de ellos, y nos traían separados a mí  y a mi esposa y a mi niño. En la parte de atrás de la troca me golpearon, me amarraron a un tubo, me esposaron, me cubrieron la cabeza con ‘tape’ y una bolsa de plástico, me pegaron en el pecho y costillas, y me picaron con alfileres en el pezón”, dijo claramente alterado tras la tela negra y unos lentes oscuros.

El hombre aseguró que sus captores lo amenazaron al decirle que iban a asesinar a su esposa y a su hijo, y durante unas seis horas lo mantuvieron en uno de los vehículos siendo torturado. “En un momento me enseñaron unas palas y me dijeron que con esas iban a cavar unos hoyos para enterrarnos”, dijo y no pudo hablar más.

Su esposa tomó la palabra y explicó que después fueron llevados a una casa de seguridad en la cual le pidieron que llenara de agua una tina para que su esposo metiera los pies. “Me hincaron frente a él y lo comenzaron a electrocutar y torturar más”, agregó.

Los supuestos policías federales le ordenaron reunir 50 mil pesos para dejarlos ir. Tras un recorrido por varios sectores de Ciudad Juárez para recaudar una parte del dinero, fue llevada a un lote baldío en donde le entregaron a su esposo gravemente golpeado.

“Esa noche me dijeron que a las 8 de la mañana iban a pasar por nosotros para que retiráramos la demanda. Que si nos negábamos, a la próxima nos iban a levantar para matarnos a los tres”, agregó sollozando.

La familia huyó a esta ciudad y pidió asilo político a las autoridades estadounidenses, “pero nos trataron como si fuéramos culpables”. “Nosotros nunca hicimos nada a nadie, no estábamos involucrados con el crimen. Yo era paramédico, mi esposo trabajaba honestamente, y nos quitaron todo”.

A esa escala del testimonio la pareja se abrazó y lloró en silencio frente a la mirada de más de un centenar de personas y no logró continuar con el recuento de su experiencia. Hasta el momento, se encuentran en espera de recibir asilo político.

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