Memorias del silencio encuentran su voz

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Belia Saucedo dice que el programa Memorias del Silencio le ha ayudado a aprender cosas que quedaron inconclusas en su vida. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

Belia Saucedo dice que el programa Memorias del Silencio le ha ayudado a aprender cosas que quedaron inconclusas en su vida. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

EL PASO – En los tiempos de antes, cuando el conjunto Los Tríos andaban de moda, Belia Saucedo recuerda cuando su abuelito se sentaba a comer naranjas y todos convivían alrededor de ellos. También recuerda los tiempos cuando bailaban rock-n-roll y en el pueblo había pocos habitantes. Tiempos que ella jamás olvidará porque siempre traerá a su abuelito en su corazón.

“Sus ventanas tan chiquitas la cocina con su cafetera de peltre sobre la estufa de leña con su aromático café, ¡qué delicioso sabor! Nos servíamos en jarros de barro, cómo lo disfrutábamos,”  escribió Belia en un cuento.

Cuentos como este se han publicado en libros desde 2005 en un proyecto llamado Memorias del silencio, una colaboración entre BorderSenses, que es una organización literaria no lucrativa y El Paso Community College en su programa de educación para adultos.

El proyecto se inicio con la idea de publicar una antología cada año que reuniera textos, crónicas, y literatura en general escrita por trabajadores migrantes.

Belia Saucedo dice que el programa Memorias del Silencio le ha ayudado a aprender cosas que quedaron inconclusas en su vida. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

Belia Saucedo dice que el programa Memorias del Silencio le ha ayudado a aprender cosas que quedaron inconclusas en su vida. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

Entre los meses de agosto a diciembre se dan talleres de escritura creativa como en el que participa Belia. Con los ejercicios que imparte la maestra Minerva Laveaga, Belia ha tenido la oportunidad de expresarse en crónicas con memorias de su abuelito cuando vivían en el rancho mexicano.

“Escribo mas crónica porque yo tuve un abuelito muy dulce, muy querido y nunca se me olvida y casi siempre me gusta escribir crónica.” dice Saucedo.

Ella describe en sus historias cómo era la vida antes con su abuelito y como se pasaban esos tiempos en un rancho. Ella describe las casitas humildes y recuerda un cuartito donde ellos llegaron a vivir con un caballo acompañándolos.

La maestra Leticia Villalobos, quien está a cargo de la clase en donde los estudiantes aprenden las materias para aprobar el examen de GED, dice que en los talleres de escritura creativa ve cambios en los estudiantes con mucho tiempo de no haber ido a la escuela al paso que  van apprendiendo a escribir sus historias. Llegan a la clase cerrados y se van abriendo, dice ella. “Los ejercicios que dan en la clase les ayuda mucho a confiar más en su propia persona y como están contando algo que traen muy dentro”.  Así se  desahogan y de tal manera se liberan al poder expresarse.

“Yo casi no soy mucho a escribir pero me gustó la clase de literatura porque sé que puedo aprender y hacer cosas que estaban quizá dormidas en mi mente.” cuenta Saucedo.

Muchas de las historias cuentan experiencias de sufrimiento y felicidad hasta poemas de un perro fiel. Recolecciones de dar a luz y de la fuerza para triunfar son otras de estas historias. A una mujer se le hizo un nudo en la garganta al tratar de leer la historia sobre su padre que sufría de alcoholismo.

Algo que diferencia estos talleres de otras clases de literatura en programas de GED es que incorporan mucha literatura latinoamericana a diferencia de otros programas que utilizan traducciones de escritores que originalmente son en inglés. Para los estudiantes es más sencillo identificarse con textos de su propia cultura.

Hombres y mujeres asisten a las clases del programa. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

Hombres y mujeres asisten a las clases del programa. (Elvia Navarrete/Borderzine.com)

La mayoría de los estudiates son mujeres pero también se encuentran algunos hombres con historias muy importantes. El propósito es obtener su certificado de GED y como una parte complementaria de eso se integran estos talleres de escritura creativa.

El grupo de alumnos tiene el mismo deseo en común – el querer desarrollar su historia. Villalobos dice que esa es la historia que todos los hispanos llevan dentro, como casi todos los hispanos son emigrantes con un deseo de superación.

“Lo que más nos ha llamado la atención a todos es la influencia que tienen en sus propias comunidades”, dijo Minerva Laveaga, directora y editora del projecto Memorias del Silencio, “el regresar a sus familias o a sus comunidades con un texto publicado y que se reconozca la importancia de su voz, la importancia de lo que tienen que decir, es un empuje para que ellos vean una de las cosas que son capaces para seguir con su educación.”

Con el propósito de impulsar comunidades como estas para que sigan rompiendo las barreras de idioma, cultura y racismo, Laveaga sigue apoyando a que sigan educándose.

Como Saucedo, que dice que ser parte de esta clase le ha servido para hacer florecer sus sentimientos. Muchos estudiantes que llegan con la esperanza de lograr la meta de su GED salen logrando algo más grande: un texto escrito y pulicado en Memorias del Silencio.

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