La narco-guerra mexicana da auge a la narco-literatura

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La música norteña y los narcocorridos fueron las primeras formas de expresión que encontraron las crónicas de narcos. (Diana Carrillo/Borderzine.com)

La música norteña y los narcocorridos fueron las primeras formas de expresión que encontraron las crónicas de narcos. (Diana Carrillo/Borderzine.com)

EL PASO – La sangre, las armas y las drogas son elementos de un “género” literario que ha tomado mayor ímpetu en los últimos años – la narco-literatura.

Este tipo de escritura trata temas relacionados con el tráfico de drogas, la violencia que lo acompaña, y la dinámica en la que se da. El término comparte su origen con las palabras “narco-corrido” y “narco-cultura”.

En este extracto de la novela La Bicicleta de Alquiler por el periodista paseño Alberto Ponce de León, se ve el estilo de la obra: “La cajuela eléctrica se abrió del automóvil y los dos hombres se encaminaron para bajar un bulto en peso. La tragedia ya había sido consumada. El bulto empezó a tomar forma, con las manos y pies atados con un cable de electricidad, era un hombre con el rostro cubierto con una bolsa de plástico negra y la camisa salpicada de rojo, la mano derecha irreconocible del baño de sangre que la envolvía”.

El hecho violento, cosa de todos los días en numerosas ciudades de México, puede parecer grotesco para muchas personas. Para otras, en cambio, se torna una fuente de inspiración, un tema del cual toman historias y conflictos para después narrarlos en su obra literaria.

Y es que la huella de violencia que han ido plantando los narcotraficantes los ha convertido en los protagonistas de numerosas obras de ficción basadas en la realidad tanto de México como del extranjero. Éstas han adquirido mayor popularidad en los últimos años debido a la lucha que se vive en gran parte del vecino país entre las autoridades y las grandes organizaciones delictivas.

Mientras la vasta mayoría de lo que el ciudadano común sabe del narcotráfico le llega a través de los medios informativos, la literatura de la violencia y del narcotráfico le ha tomado de la mano para mostrarle la otra parte del problema, lo que va más allá de las cifras oficiales de muertos y de las toneladas de drogas incautadas. Le narra el porqué de la sangre derramada, la historia de las balas perdidas, y lo que pasa con las cuentas pendientes y rivalidades en la vida real.

“El narcotraficante es una persona más de la sociedad, que por razones del destino o su formación se volvió ’empresario’ de un mercado ilegal, donde algunos o la mayoría se sintieron refugiados, poderosos, o hasta respetados”, dijo Ponce de León.

La música norteña y los narcocorridos fueron las primeras formas de expresión que encontraron las crónicas de narcos. (Diana Carrillo/Borderzine.com)

La música norteña y los narcocorridos fueron las primeras formas de expresión que encontraron las crónicas de narcos. (Diana Carrillo/Borderzine.com)

“Y la narcoliteratura es algo coyuntural, porque uno como escritor narra lo que está viendo actualmente”, agregó. Dada su profesión de periodista, para Ponce de León esta labor es de todos los días. “El ser periodista ayuda demasiado para encontrar historias humanas interesantes y desgarradoras… en mi caso (con La Bicicleta de Alquiler) pretendo que sea una historia de esta región, de la frontera, donde los personajes hablan y cuentan qué les ha pasado y cuál es su relación con el protagonista, un capo de un cartel poderoso en Juárez”.

“Uno como escritor tiene que darle vida al narco, tiene que tener la capacidad de imaginar a ese personaje hablando y con vida propia”, agregó el autor. Este trabajo descriptivo atrae a los lectores, dijo por su parte la Dra. Aileen El-Kadi, profesora del Departamento de Idiomas y Lingüística de la Universidad de Texas en El Paso.

“El narcotraficante o el jefe del círculo de mafia son vistos como se veía al indígena en la literatura de la colonia, como el ‘otro’, el desconocido. Provocan fascinación y a la vez conforman una imagen de lo que es prohibido, del criminal que se desconoce pero que atrae al lector y al escritor”, dijo. Sin embargo, explicó que la clasificación de este tipo de obras como género literario aún es cuestionada.

“La literatura del narco, más que un género, se podría percibir como un subgénero donde las etiquetas funcionan para hacer una muy buena crítica del tema… responde a cierto periodo histórico donde varios autores tratan de reflexionar sobre lo que está aconteciendo y buscan transformar la realidad en una obra de ficción”, consideró.

Coincidiendo con Ponce de León, la académica indicó que la narcoliteratura se puede denominar como un fenómeno coyuntural,  que actualmente cuenta con un momento de auge, y que probablemente en algunos años tendrá nuevas versiones de lo acontecido en el pasado.

Los textos de este tipo de novelas y obras surgieron inicialmente en Colombia cuando el país se encontraba en pleno conflicto entre el gobierno y los grandes cárteles de la droga. Poco después y siguiendo una influencia similar, surgieron en México las novelas con quienes son considerados como dos de los pioneros mexicanos del estilo,  Élmer Mendoza y Leónidas Alfaro. Siendo originarios del estado de Sinaloa, un lugar que históricamente se ha caracterizado en parte por producir, vender y distribuir droga, han sabido ubicar a sus personajes y hacer sus historias mucho más realistas.

En cuestión de años aumentó la producción de novelas que abordaron el tema del narco bajo la pluma de autores latinoamericanos como Rogelio Guedea, Yuri  Herrera, Enrique Serna, Fernando Vallejo, Laura Restrepo, Jorge Franco Ramos, Pablo Lins, Homero Aridjis,  y Arturo Pérez-Reverte (este último español). Algunos de ellos han logrado llevar sus historias a películas y series que se transmiten por televisión abierta y generan altos niveles de audiencia.

Este aumento de narco-novelas probablemente viene como consecuencia de la escalada de hechos violentos y rivalidades entre los cárteles de la droga de México y otros países.

“La realidad en cuanto al narco es tan exótica que no importa que tan loca sea la ficción, porque no puede llegarle ni a los talones a lo que pasa realmente… es totalmente pervertido”, aseguró el Dr. Howard Campbell, profesor de Antropología en UTEP y autor del libro Drug War Zone (Zona de Guerra Contra las Drogas), que analiza el conflicto vivido en Ciudad Juárez y El Paso.

La ficción se ha visto seducida por la realidad sanguinaria que se presenta a nuestro alrededor. Brazos, piernas y cabezas han logrado aparecer en las noticias principales de los medios de comunicación y han captado la atención de muchísimos lectores. En las novelas, la descripción de escenas parecidas le pone los nervios de punta a quienes las imaginan.

“No le veo fin al pleito del narcotráfico en un futuro cercano”, dijo Campbell. “Y van a surgir más novelas y más películas… es cuestión de tiempo, porque el tema ahora está muy caliente y es sumamente importante para el futuro de México”.

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