Pat Mora loves a place

More

EL PASO, Texas — Durante la presentación de Pat Mora, una de las escritoras más queridas por la comunidad mexico-americana, especialmente la de Texas, el público pudo escuchar de la voz de la escritora algunos fragmentos de su obra, sus ideas sobre la importancia de leer y de enseñar, pero quizá lo más importante fue saber lo que ella siente por esa ciudad.

En un auditorio lleno, Pat Mora inició diciendo que para ella era muy especial estar ahí, este es el lugar al que su padre llegó cuando dejó Chihuahua, el lugar donde nació su madre, donde nació ella y donde nacieron sus hijos. “En Mesita se acababa la ciudad”, dijo. Ofreció diversos y ricos detalles sobre una ciudad de El Paso muy lejana a la actual. Pero lo más importante fue cuando Pat dijo: “Love a place, one is full when one loves a place.”

¿Cuántos de los que estaban en ese auditorio aman un lugar? me pregunté yo. Porque es casi obvio que un buen número de los asistentes hemos tomado esta ciudad como propia pero venimos de lugares completamente distintos, unos más lejanos que otros. Incluso, los que vienen de Ciudad Juárez, vienen de un lugar muy distinto a éste.

Yo misma puedo decir que amo un lugar. Mi lugar que también está del otro lado de la frontera. Yo, salí del lugar que amo, del lugar del que alguna vez tanto quise salir y al que después tanto me resistí a dejar. Cuando yo decidí, hace apenas unos meses, dejar el lugar que amo lo hice para poder volver a él con otros ojos. Yo, lo admito, quiero escribir en él, estar en él. Uno se siente lleno cuando ama un lugar. No importa que no se esté ahí, se le ama igual. O más. Pat Mora tiene razón.

Hace unos días en un ataque de nostalgia del que cualquiera es presa, me preguntaba si había hecho bien en venir. Ayer me di cuenta de que sí, de que no sólo había hecho bien en dejar un lugar, sino de dejarlo para venir a este. Justo a este. Si este es el lugar que alguien ama tanto, este lugar entonces debe tener algo para mí también. Para los muchos otros que lo hemos adoptado. Pensé en mi amigo Julio que tantos lugares ha recorrido, lugares que ha tomado y ha dejado para llegar finalmente a este.

Si alguna vez le escucho una verbena de nostalgia por su tierra, le diré: “Love places, Julio, one is full when one learns to love places.”

5 thoughts on “Pat Mora loves a place

  1. ¿Y quién es tan ingenuo de pensar que los “lugares” se dejan, como si fueran entidades discretas de algún siniestro “todo” que se llama “humanidad”, en el peor sentido del vocablo?
    Huir, ¿de qué? ¿Dónde? ¿Para qué?
    No es alejarse, sino mover ficha en un inmenso tablero. “Movernos ficha” sería más adecuado.
    Gracias por el deseo, Luna.

  2. Mi ciudad es mi alterego, tengo años tratando de amar mi ciudad mexicana. Por otro lado, he oído a muchos capitalinos en este país diciendo que tienen una relación “amor-odio” con su ciudad. Saludos cariñosos a la columnista

  3. Los viejos amigos me preguntan: por qué te fuiste? Aquí lo tenías todo?… Estabas en la mejor etapa de tu vida!!!… Me dicen: estas loco de remate!!!… qué haces en las fauces de la ciudad más peligrosa del planeta???…

    “Yo solo quiero conocer el mundo”, les respondo… Y es que en cada rinconcito que se descubre uno deja parte de si y se lleva algo del espiritu de su gente, su geografia, su arquitectura, de su todo…

    Gracias, Sylvia, tu respuesta ayuda a absolver a ciertos fantasmas: “Love places, Julio, one is full when one learns to love places.”

  4. Gracias por recordarme que yo soy la que ahora está aquí, gracias a los lugares en los que he vivido y gracias a las personas que ahí encontré. Y también viven en mí los lugares del camino, en los que estuve unos días o unas horas y dejaron una huella que llevo dentro. Quizá somos un cúmulo de recuerdos de lugares y personas que amamos y son ellos quienes nos recuerdan de dónde venimos y por ellos recordamos hacia dónde vamos.

Leave a Reply