Luchando por un sueño

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CHICAGO — Los estudiantes indocumentados en los Estados Unidos actualmente están atrapados en una paradoja legal, aseveró Roberto González, actor del reporte Young Lives on Hold: The College Dreams of Undocumented Students, publicado en abril del 2009.

Edgar Chávez, estudiante de 21 años de la Universidad de Illinois Chicago (UIC), quiere que la pesadilla en la que esta viviendo termine de una vez pues tiene miedo de que su mayor sueño, que es terminar su carrera, sea afectado por su situación migratoria.

“Todos los estudiantes deben de tener las mismas oportunidades sin importar su estado migratorio”, dijo Rod R. Blagojevich

“Todos los estudiantes deben de tener las mismas oportunidades sin importar su estado migratorio”, dijo Rod R. Blagojevich (©iStockphoto)

Chávez tenía 12 años cuando llegó a Chicago con su madre y hermano; su padre ya llevaba dos años en los Estados Unidos trabajando para poder ofrecerles mejores condiciones de vida.

Nacido en Monterrey, México, Chávez contó que su traslado a este país fue sencillo. Edgar Chávez y su familia cruzaron el borde fronterizo en la camioneta de su tía, quien es ciudadana estadounidense y reside en Texas. Diciendo a migración que su visita a México había sido sólo para comprar cosas como jabones, los convencieron. Sin hacerles más preguntas y sin ningún otro problema los oficiales los dejaron pasar.

Fue así como Chávez pasó ilegalmente sin ningún problema pues en ese entonces no le preguntaron por ninguna identificación. Su tía, la dueña de la camioneta en la que iban fue quien habló con los oficiales de migración.

Lleno de ilusiones sobre las oportunidades de realizar el sueño americano, Chávez no encontró ningún obstáculo en ese entonces (2001) para vivir en EE.UU. Desde niño había soñado con ser un abogado. Chávez entró a la escuela tratando siempre de obtener las mejores calificaciones posibles. Siendo una persona fuerte y luchadora, quería llegar lejos y sabía de la importancia de los estudios para lograr sus metas.

Chávez comentó que al iniciar la secundaria se le presentó su primer obstáculo: no poder obtener su licencia de conducir. Para la licencia se requería de un seguro social, documento que él no tenía. Fue entonces cuando se dió cuenta que iba a ser difícil continuar sus estudios en la universidad. De otro lado, muchos de sus amigos no pensaban seguir estudiando después de la secundaria, pues los costos para asistir a una universidad eran demasiado altos para sus posibilidades.

“Si he trabajado tanto aquí [en este país] por qué no puedo [tener los mismos beneficios que los estudiantes que sí tienen un seguro social]?”, expresó Chávez.

Al terminar la secundaria, Chávez sabía que tenía que continuar estudiando para lograr el sueño que tenía desde pequeño y no iba a permitir que alguien o algo se lo impidiera. Empezó a informarse sobre los requisitos solicitados a personas que se encontraban en la misma situación migratoria para ingresar a las universidades. Chávez sintió desesperación e impotencia de tan sólo pensar que un estatus legal le pudiera destruir las metas que a base de tanto esfuerzo estaba logrando.

Así como Chávez existen muchos estudiantes que sufren el mismo problema. Como indocumentados no tienen derecho a ninguna ayuda financiera; no pueden obtener un préstamo. El costo para asistir a una universidad puede ser el doble o hasta el triple sino se es legal en los Estados Unidos.

“Aproximadamente 65,000 estudiantes indocumentados que han vivido en este país 5 años o más y que se han graduado de la secundaria, pueden entrar legalmente a la universidad pero no son elegibles para ninguna forma de ayuda financiera”, acotó González en el reporte que escribió.

El reporte de González, Young Lives on Hold: The College Dreams of Undocumented Students, está basado en información e investigación sobre la ley del DREAM Act. El apoya el derecho y oportunidades para los estudiantes indocumentados si esta ley fuese aprobada, y Chávez sería uno de los tantos estudiantes que se beneficiarían.

Chávez averiguó que en el 2003 se aprobó una ley llamada Illinois House Bill 60 (H.B.60), que estipula que a los estudiantes indocumentados se les cobraría igual que a los residentes del estado, por lo que ya no tendría que pagar tanto dinero.

“Todos los estudiantes deben de tener las mismas oportunidades sin importar su estado migratorio”, dijo Rod R. Blagojevich, quien en ese entonces era el gobernador de Illinois y quien aprobó la ley.

Esta ley fue apoyada por el representante del estado, Edward Acevedo y el senador del estado Antonio Muñoz.

“Estamos abriendo las puertas a estos estudiantes para que logren el sueño americano, pues fue la razón por la cual sus padres los trajeron a este país”, comentó el representante Acevedo en un comunicado de prensa de mayo del 2003.

Los requisitos para ser elegido son el haber estudiado por lo menos tres años en una secundaria de Illinois y ser graduado de una escuela de Illinois.

Esta noticia le dió esperanza y más fuerza para continuar con sus planes, lo cual le ahorraría mucho dinero. Como indocumentado, Chávez no puede recibir ninguna ayuda financiera para sus estudios. A pesar que le cobran como residente (el costo es de $8,000 por semestre, que sería $16,000 al año), Chávez tiene que sacar de su bolsa para poder continuar la universidad, nos comentó. El va a continuar con sus estudios de Administración de Empresas con una concentración en Negocios Internacionales.

De otro lado, Chávez participa activamente en las marchas que se organizan para aprobar una reforma migratoria y apoya la legalización del Dream act.

De ser aprobado, el Dream Act beneficiaría a todos los estudiantes que continúan estudiando en la universidad pues les permitiría obtener su residencia y proseguir con sus estudios. A través de una reforma migratoria se legalizarían muchos indocumentados.

Cualquiera de estas dos opciones sería de beneficio para Chávez, pues la mitad de su vida la ha vivido en este país como muchos otros niños que son traídos por sus padres desde pequeños.

“No quiero salirme de la escuela, no me importa [obtener] ayuda financiera, yo sólo quiero un préstamo para poder pagar mis estudios y no tenerme que salir por falta de dinero”, expresó Chávez.

De acuerdo con el reporte de González, el país se beneficiará de estos estudiantes. Numerosos estudios han demostrado que de obtener estatus legal estos estudiantes ayudarían a la economía, pues mejorarían su educación, tendrían mejores trabajos, y pagarían más impuestos, suficientes para aumentar su contribución al país.

Ahora Chávez lleva ya dos años y medio estudiando en la universidad y comentó que el al igual que otros estudiantes, ellos sólo quieren poder terminar su carrera para obtener una vida mejor. Lo único que harían es aportar a este país con más abogados, arquitectos, médicos, etc., “sólo beneficiarían al país haciéndolo mas fuerte”, añadió Chávez.

“Me hice una propuesta. No sé ni como voy a pagar [la escuela] pero tengo que acabar mi carrera”, afirmó Chávez, añadiendo que su gran esfuerzo va a hacer que valore más lo que va a obtener al final.

Según un reporte del Dream Act, aproximadamente 2.8 millones de estudiantes se gradúan cada año de la secundaria. De este número, aproximadamente 65,000 no tienen la oportunidad de poder seguir con sus estudios por el hecho de ser indocumentados. La mayoría de estos estudiantes han vivido toda su vida en este país y lo Único que piden es la oportunidad de poder obtener su residencia.

Chávez no es el único que pide ayuda. Rigo Padilla, un estudiante indocumentado que tenía una deportación pendiente para México en diciembre del año pasado, iba a ser deportado por haber sido detenido por la policía por conducir bajo la influencia del alcohol. Cuando la policía se dio cuenta de su estatus fue reportado a inmigración.

Al igual que Chávez, Padilla asiste a UIC, y lleva la mayoría de su vida y sueños en este país. Con el apoyo que recibió de la comunidad quien peleó por su situación, Padilla recibió un año de aplazamiento para su deportación. Por ahora Padilla puede continuar con sus estudios. Pero no se sabe que pasará al terminarse el plazo, según informó un artículo de Chicago Tribune publicado el 10 de diciembre del año pasado.

NOTA DE APOYO
Los requisitos para calificar en el DREAM Act son:

  • Haber entrado a los Estados Unidos antes de la edad de 16 años.
  • Haber vivido cuando menos 5 años consecutivos en los Estados Unidos antes de que esta ley sea aprobada.
  • Haberse graduado en una secundaria de los Estados Unidos; haber obtenido el GED, o haber sido aceptado(a) en un colegio o universidad del país.
  • Tener entre 12 y 35 años.
  • Tener buena conducta.

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